Miguel del Sel, un cómico devenido político por esas
cuestiones, ha llamado a la presidenta Cristina Kirchner, “vieja chota” y se ha
burlado torpemente de quien ejerce hoy la primera magistratura del país. El
cómico sale ahora a pedir disculpas.
Pero, lo notable, es la indignación que ha despertado en las
filas del oficialismo el insulto de Del Sel (descalificador, innecesario y totalmente
reprochable), cuando ha sido el propio peronismo el que ha ejercido los más
innobles adjetivos contra sus adversarios principales, los radicales, además de
haber profundizado en los últimos años, el enfrentamiento con diversos sectores
del país.
La misma presidente Cristina Kirchner ha llamado “abuelo amarrete” a un hombre que
quería cambiar unos pocos dólares para hacerles un regalo a sus nietos. A los
jubilados los calificó de “caranchos”
y a las maestras, la descalificó diciendo que “trabajan cuatro horas al día”. Sus agresiones no llevaron el sello
escatológico de Del Sel, pero desde su investidura, sonaron y sonarán más
tenebrosas e irrespetuosas.
En algunos archivos de los medios de comunicación pueden
encontrarse retazos de la campaña electoral de 1989, cuando el entonces gobernador
de la provincia de Buenos Aires, el peronista Antonio Cafiero, dijo de los
radicales que "en la oposición son
unos fenómenos y en el Gobierno una cagada". El presidente de la
Nación, entonces, era el radical Raúl Alfonsín, el hombre que después fue
símbolo de la recuperada democracia.
En un discurso en la localidad de Orán, en la provincia de
Salta ante un grupo de militantes peronistas, el dirigente de ese partido, José
Luis Manzano dijo de Alfonsín que "si el presidente continúa favoreciendo
la usura, la banca y el Fondo Monetario, entonces se habrá transformado en un gran hijo de puta para nosotros".
Alfonsín sólo respondió que "el pueblo argentino es un
pueblo maduro y no se le puede hablar suponiendo que tiene una edad mental de
10 años" y sin mencionar a nadie en especial, agregó que “la intolerancia
siempre será castigada por el pueblo, tarde o temprano”.
José Luis Manzano, acusado de “robar para la Corona” durante
la presidencia de Carlos Menem, hoy es un hombre que maneja un grupo televisivo
cercano al kirchnerismo. Luego de su puteada a Alfonsín, también debió pedir
perdón por su irreverencia. Como Del Sel ahora. Lo importante, es que
los que insultan no se hagan los distraídos y que, ante la ofensa, recuerden…En una de esas en el país, los argentinos comienzan a respetarse de una buena vez.
© Agensur.info
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