Tapa de la edición de este jueves de El Cronista. (Click en la imagen para ampliar) |
Si la tapa que acompaña la edición de hoy de El Cronista
Comercial logró suscitar entre nuestros lectores el análisis crítico respecto a
lo que puede acontecer si se pierde la libertad de expresión, habremos logrado
nuestro objetivo.
Es nuestra obligación advertir que el Gobierno, dejando de
lado el equilibrio y la independencia que debe existir entre los poderes del
Estado, prefiere -cual jugador cegado por la ambición y el ánimo de ganar a
toda costa- patear el tablero y quedarse con todas las fichas para así jugar
solo y avanzar sobre todas las posiciones posibles. Aún sobre las que
institucionalmente no le corresponde.
El periodismo está en riesgo. Su esencia es indagar los
hechos en busca de la verdad. Su función es tener un enfoque crítico. Y esto
siempre incomoda al poder de turno.
La libertad de pensar distinto y de poder expresar las
opiniones divergentes en los medios de comunicación también están en riesgo.
Como bien señalara Albert Camus, "un periódico libre se
mide tanto por lo que dice como por lo que no dice. Esta libertad negativa es,
por lejos, la más importante de todas, si uno sabe mantenerla. Porque prepara
la llegada de la verdadera libertad. En consecuencia, un periódico
independiente da el origen de su información; ayuda al público a evaluarla;
repudia las falsas propagandas; suprime las injurias; mitiga, mediante
comentarios, la uniformidad de las noticias y, en suma, sirve a la verdad en la
medida humana de sus fuerzas. Esta medida, por más relativa que sea, le permite
al menos rechazar lo que ninguna fuerza en el mundo podría hacerle aceptar:
servir a la mentira”.
El ejercicio del periodismo refleja y estimula el
pensamiento plural de una sociedad. Cada medio periodístico tiene su forma de
mostrar los hechos en un contexto marcado por su línea editorial.
Así, mediante una articulación libre, dinámica y cada vez
más interactiva, se construye y valida el contrato con el lector quien
finalmente decide -día tras día- la compra del diario.
Este contrato tácito de lectura entre la gente y El Cronista
Comercial tiene 104 años de vigencia, con una marcada tradición en exponer los
acontecimientos del país y del mundo con coherencia y pleno respeto por los
valores democráticos contenidos en nuestra Constitución Nacional.
Entendemos que es necesaria una ley de medios de
comunicación. Pero como viene sucediendo en otros aspectos medulares y
emblemáticos del país, en la elaboración de las nuevas normas se produce un
notable divorcio entre los objetivos declamados, las formas arbitrarias de
aplicación y los resultados finales.
Es evidente que, a tres años de su promulgación, esta nueva
ley, lejos de haber generando diversidad y una regulación federal y plural,
sólo abrió la puerta a la discrecionalidad, a la presión mediante amenazas y
ataques sobre la tarea de los periodistas y de los medios y a la concentración
del aparato propagandístico oficial.
Lo que anima al Gobierno no es la pluralidad de voces, sino
el control de contenidos con comisarios políticos.
Algunos medios, entre ellos Clarín, han entendido que la
aplicación de la ley de medios afecta sus derechos y es legítimo que hayan
concurrido a la justicia para resolver la controversia.
Deben ser los jueces probos quienes, con libertad,
independencia de criterio y ajustándose a derecho, logren dirimir estas
cuestiones ponderando todos los intereses en juego.
En este contexto los expertos en derecho constitucional
indican que hay tres escenarios posibles respecto a lo que podría ocurrir el
próximo 7 de diciembre: que antes de la fecha se dicte sentencia definitiva
sobre el juicio de fondo; que se renueve la medida cautelar vigente en tanto y
en cuanto existan nuevos elementos que la justifiquen o que se ordene el
levantamiento de la cautelar que protege a Clarín y comience a contabilizarse
el año que la ley prevé como plazo para que la empresa venda o negocie los
medios que no se adecuan a los términos legales.
La aplicación de la ley de medios no afecta los intereses de
la empresa que edita este diario. Pero no por ello debemos dejar de señalar que
la implementación de algunas de sus disposiciones constituye un quiebre en el
legitimo proceso de gestión de la libertad de expresión, la cual opera como un
reaseguro para el disfrute de otros derechos civiles y políticos de los
ciudadanos.
Contra el abuso de poder, nuestros lectores y la sociedad
sólo pueden esperar que desde El Cronista Comercial continuemos haciendo lo que
sabemos hacer: ejercer más y mejor periodismo. Con libertad y la
responsabilidad indelegable de reconocer y asumir los eventuales errores.
Siempre con el objetivo de ofrecer una visión más completa,
acabada y diversa de los hechos. Como hace 104 años.
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