
Por Cuarto Intermedio
Según versiones que circularon por el entorno presidencial,
las aguas no están tan calmas como lo aparentan. Es que a pesar de que la Presidenta no tuvo
mayores percances en su segundo tramo de gestión, y que en el parlamento
nacional vienen acompañando sus iniciativas, se supo que puertas adentro las
caras se vienen tornando cada vez más largas cuando se habla de “Cristina 2015” .
“Los números no dan. El panorama es completamente distinto
al de las elecciones pasadas”, admitieron allegados a la Casa Rosada.
Pero, ¿cuál o cuáles son los motivos por los que se echaron
a correr esas versiones faltando tanto tiempo para que se celebren los próximos
comicios presidenciales? Según deslizaron, el desgaste en la imagen de Cristina
Fernández y también en el de algunos de sus funcionarios más próximos (como el
caso de Amado Boudou y Guillermo Moreno, por ejemplo), sumados a los problemas
con la inflación, el cepo cambiario, la inseguridad, las acusaciones por
corrupción dentro de su gabinete y las tragedias que se vienen sucediendo en el
área de transporte como consecuencia de la desinversión en ese sector y en la
obra pública, vienen repercutiendo ya no solo en las clases alta y media, sino
también en la baja.
No por casualidad entonces, el kirchnerismo apuró el trámite
y la discusión del voto a los dieciséis años: si bien ese padrón no será
determinante para torcer la suerte de quien aspire al sillón de Rivadavia, sí
lo podría ser en este caso para el oficialismo porque “compensaría” los números
negativos provenientes de aquellos electores de las provincias díscolas. De
hecho, ya quedó atrás la idea de que sea optativo como lo consignaba
originariamente el proyecto, porque el jefe del bloque del Frente para la Victoria (FpV) en la Cámara de Senadores, Miguel
Angel Pichetto, manifestó públicamente su deseo de que los menores concurran sí
o sí a las urnas. “Considero que tiene que ser un voto obligatorio”, dijo en
declaraciones radiales.
Sin embargo y en relación a ese proyecto, hay una cuestión
importante que está haciendo dudar a más de uno, y es la del voto extranjero.
Como se sabe, el mayor porcentaje de los ciudadanos de otros países que residen
y trabajan de manera “irregular” en la Argentina , mandan dinero al exterior para ayudar
a sus familias y, como a cualquier otra persona, las restricciones a la compra
y envío de dólares los afecta por partida doble: además de verse obligados a
cortar los giros de dinero, tampoco pueden ahorrar en moneda estadounidense,
cosa que muchos de ellos hacen para, eventualmente, volver a sus países y
emprender un negocio con lo guardado. “A pesar de que los ciudadanos
extranjeros puedan llegar a ser beneficiados con esta ley, ello igual no
garantiza de que luego terminen siendo incondicionales al gobierno. Se tiene
que tener cuidado con eso porque el voto negativo de ese sector pesaría mucho
más de que si lo hicieran a favor”, admitió en “off” una persona cercana a Casa
de Gobierno.
Ahora y en proximidades al receso estival, el gobierno
nacional aprovechará a tomar todas las medidas necesarias e impopulares (entre
otras, se seguirán con los “retoques” desde la AFIP para las operaciones en dólares) para
asegurarse la “caja” del 2013, ya que si bien será un año casi sin compromisos
de deuda, el “viento de cola” atribuido al crecimiento internacional cesará y,
como se sabe, en épocas de elecciones (en este caso legislativas), todo lo que
se hace o se dice no debe repercutir negativamente en el bolsillo y ánimo del
votante.
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