miércoles, 18 de enero de 2023

Alberto pasó por Mendoza sin visitarla, se quejó por Suárez y fue víctima de la ingratitud K

 Alberto Fernández en Mendoza, junto a algunos intendentes locales y funcionarios
nacionales. (Foto/MDZ)

Por Pablo Icardi

Se puede viajar sin vivir experiencias. Se puede pasar por un lugar, sin arraigarse, sin visitarlo. Como en una sala de espera de un aeropuerto, donde se pasa por un país pero ni siquiera se sella el pasaporte. El presidente Alberto Fernández pasó por algunas obras ubicadas en la Provincia, pero, como ha ocurrido en otros momentos, no visitó Mendoza; no respondió a ninguna demanda profunda y ni siquiera a la decisión trascendente que tomó hace menos de un mes respecto a la construcción de la represa Portezuelo del Viento y el destino de los 1023 millones de dólares. 

Tampoco lo recibieron como merecía para su cargo, pues el gobernador Rodolfo Suárez le hizo un desplante. La respuesta a ese hecho fue uno de los temas relevantes del breve discurso que dio en Lavalle. En lo político la ingratitud del kirchnerismo, que le dio la espalda, fue el hecho más saliente.

"Hubiera sido bueno que el Gobernador esté acá", dijo. "Lamento que Rody no esté entre nosotros", cerró. Así como Alberto Fernández le dio la excusa perfecta al Gobernador para dar de baja a Portezuelo, victimizarse y trasladar todos los costos políticos por la mala gestión de esa obra, ahora Suárez le devolvió el favor no recibiéndolo para que sea el presidente quien utilice esa tangente discursiva.

Bienvenido

En la previa pocos se hacían cargo de la visita. Cuando bajó del avión, más sorprendente fue que quien le tendiera la mano fuera José Luis Ramón, un "aliado extrapartidario"; no afiliado al PJ. Como se había preparado, el PJ de Mendoza, gobernado por el kichnerismo, le dio la espalda al Presidente. Ni la flamante presidenta de ese partido Flor Destéfanis, ni la líder del cristinismo Anabel Fernández Sagasti lo recibieron. Sí hubo un gesto de parte de los intendentes peronistas que estuvieron en primera fila, empezando por el anfitrión Roberto Righi. La forma en que el kirchnerismo le dio la espalda a Alberto genera pudor, pues es un gesto de ingratitud pocas veces visto.

Por lo demás, el presidente solo inauguró obras sobre las que no tenía mucha información (habló de lugar inhóspito y se trata de una planta de tratamiento de aguas de más de un millón de personas y a pocos kilómetros del Gran Mendoza), mencionó que el túnel Caracoles lo hace el Gobierno nacional y en realidad lo financia el BID, entre otros detalles y esquivó cualquier referencia política local; salvo la mención al gobernador. Allí Fernández "desmintió" a quienes dicen que está en campaña. "Alguien informó mal a Rody. Yo no estoy en campaña. En lo único que yo pienso es en que ustedes vivan mejor", dijo.

La visita fue inoportuna. Por el momento, por el contexto político y el sentido de oportunidad. A finales de diciembre el Presidente laudó contra lo que había pedido Mendoza y en favor de lo que reclamaba La Pampa respecto a la represa Portezuelo del Viento. Más allá de que en la práctica fue una decisión retórica (la obra igual era de difícil ejecución), fue una señal negativa. Además, Fernández no respondió una solicitud anexa de Suárez: que libere los 1023 millones de dólares que la Nación le debe pagar a Mendoza para otros usos que no sea estrictamente la construcción de una represa. Fernández no hizo ninguna mención al tema, aún cuando su ministro del Interior sí lo hizo ayer y el Gobernador había dicho que ese era el motivo de su enojo y la decisión de no recibirlo.

En medio de las tensiones el presidente pidió levantar las banderas blancas y llamó al diálogo. "Ya nos maltratamos mucho, nos gritamos demasiado. Paremos un poco. Paremos los gritos, la altanería. Desde ese diálogo va a crecer la Argentina", dijo para cerrar un breve discurso que podría haber sido dicho en Casa Rosada, en Buenos Aires o en Tierra del Fuego, tanto que en Mendoza.

© MDZ

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