domingo, 18 de diciembre de 2022

¡EN HISTÓRICA FINAL, LA SELECCIÓN ARGENTINA LEVANTA LA COPA DEL MUNDO POR TERCERA VEZ...!

En definición por penales, la “Scaloneta” triunfó sobre 
Francia que también buscaba su tercer título. Messi, 
Di María, el “Dibu” y J. Álvarez, brillantes...


Deportes
- El fútbol hizo justicia. La Argentina hizo justicia por botines propios. Lionel Messi tiene la foto que mereció toda su brillante carrera: con la casaca albiceleste y la Copa del Mundo en sus manos. La Selección se impuso 4-2 por penales ante Francia (tras igualar 3-3 en los 120 minutos) en el estadio Lusail y se consagró campeón del Mundial de Qatar 2022. A los 35 años, en el quinto intento del capitán (autor de dos goles; el restante de Di María), la pared se rompió.

Fue un partido frenético de principio a fin. El equipo de Scaloni se puso al frente 2-0 con goles de Messi y una sublime definición de Di María. A falta de poco para el cierre, Mbappé convirtió dos tantos en un minuto para el empate parcial. En el tiempo suplementario, el capitán de la Albiceleste anotó de nuevo, pero el emblema de Francia mandó la final a los penales. En la tanda, Dibu Martínez fue el héroe y Gonzalo Montiel anotó el gol del título

Con las graderías copadas por los colores celeste y blanco, con todos los rincones del país embanderados y embargados por la emoción, los dirigidos por Lionel Scaloni jugaron la definición con plena concentración y seriedad, al punto que los galos no patearon al arco en toda la primera etapa. Apenas un síntoma de la exhibición que regaló Argentina. Con presión asfixiante, incómoda hasta para los espectadores que temieron verse encima a Julián Álvarez, rompiendo la pantalla de TV en alguna de sus corridas. Con paciencia y toque. Con personalidad. Con el acierto táctico del DT de colocar a Di María, una pesadilla, sobre Koundé, por la izquierda. Con De Paul empujando. Con Enzo Fernández manejando los tiempos. Con Messi disfrutando, ya despojado del peso de las tensiones que se evaporó tras ganar la Copa América 2021 en el Maracaná.

Pero, ¿por qué ganó el partido Argentina? Cosas claras desde el primer minuto de juego. Argentina apostaría a Di María siempre abierto por izquierda, a mandar el partido para ese sector intentando que no llegue la pelota a Mbappé, de hecho Molina no se proyectaría. Con Julián Alvarez resignando esas corridas a los centrales y enfocado más en Tchouameni, al que lo molestó tanto que lo hizo desaparecer del primer tiempo. Con un Enzo Fernández y De Paul tácticamente impecables, ganando la segunda jugada, ordenando a todos. Por dónde tiene que salir la jugada, por dónde debe continuar. Centrales impenetrables, a tal punto que obligaron a Deschamps a reemplazar a los 40 nada menos que a Giroud, el goleador histórico de Francia.

Y Messi jugando de Messi. Recibiendo en lugares que nadie se atreve y resolviendo como sólo él sabe. Porque una de las tantas diferencias entre un el mejor de todos y el resto es que intenta jugadas que nadie intenta, ve pases de espaldas como en el inicio del segundo gol que nadie ve. Cuando son otros los pies que deciden el juego, más allá de un buen o mejor pase, la idea inesperada, el camino para avanzar que nadie ve, la salida al laberinto de piernas rivales, la llave de todas las puertas las tiene Leo.

Con una presión a partir de mitad de cancha alcanzó para empezar a generar errores en la salida francesa. Era una debilidad del campeón del mundo y Argentina le metió el dedo en la herida. Fue sobre los que más erran como Koundé, como Rabiot y entonces no salían nunca limpio. En una de esas forzadas, De Paul (¡cuánto corazón e inteligencia táctica!) anticipó, se asoció con el capitán, y el centro del volante le quedó a la deracha de Di María. Encima con la pelota picando, Fideo la colgó pero era una señal. Había espacios.

Espacios que Argentina no se encontró, los buscó. Y ese es el mérito de dejar clavado a Di María porque en cuanto ese uno contra uno que tiene explotara, llegaría lo que llegó. Dembelé se lo llevó puesto cuando Fideo, inteligente, recortaba hacia adentro luego de la gambeta sabiendo que la chance de que ocurriera lo que ocurrió era totalmente posible. Penal aunque Francia lo discuta las veces que quiera. No era el día que iba a fallar Messi. Y no falló.

Alargue y penales

Mbappé, bien controlado por Nahuel Molina y De Paul, casi que no tenía participación en la banda izquierda, por lo que se desplazó al centro del ataque cuando salió Giroud. Griezmann, otro hombre clave en Francia durante todo el Mundial, no encontraba su lugar en la cancha, incomodado por un Enzo Fernández patrón.

La confianza y la fluidez del juego argentino aumentó pasada la media hora y se cristalizó con un contraataque de ensueño, a un toque, con cada movimiento que pedía la jugada. Con Francia adelantado en el campo, Messi, Julián, Alexis y Di María combinaron a la carrera en 40 metros para un gol de antología.

Delirio total en Lusail. Argentina, apoyada por 80 mil hinchas, en un estado de gracia, con todos sus jugadores a nivel de excelencia frente a un rival minimizado. Esa fue la sensación que dejó la primera parte.

Deschamps realizó dos cambios antes del primer tiempo. En la segunda parte, después del enorme desgaste del primer tiempo, llegó el tiempo de resistir. Pero sin la necesidad de que los 10 jugadores se sujetaran al travesaño rodeando a Dibu Martínez. Scaloni definió el ingreso de Acuña por Fideo superstar para obturar caminos. De Paul con su manejo de los tiempos, haciendo lo que había que hacer en cada acción, más el manejo de Mac Allister y Fernández, más las perlitas de Messi, hasta supieron arrancarles algunos “ole” a las tribunas.

Pero el suspenso llegó con el penal de Otamendi a Kolo Muani. Dibu estuvo a centímetros de atajarle a Mbappé. Y, con el efecto Países Bajos, casi inmediatamente llegó el 2-2, también de Kiki, con una volea. Minuto 81. Igual que el 2-2 contra Alemania en México 86. Entonces, Maradona tomó la pelota y arengó: “Ahora lo ganamos”. Lo mismo se propuso la Albiceleste.

Y en el segundo tiempo del alargue parecía haber llegado el premio. Fue a los 108 minutos, luego del remate furioso de Lautaro Martínez que contuvo Lloris, y del rebote que tomó la Pulga, para volver a romper el score. El guión pedía algo así, la escena épica, con el muchachito de la película, para coronar tamaña obra. No obstante, otra vez se interpuso un obstáculo. Otro penal que Mbappé tradujo en su hattrick y en el 3-3. Y en los penales llegó la gloria. Otra vez con Dibu como héroe, atajando el penal de Coman y poniendo nervioso a Tchouameni para que desviara el suyo. Fue Gonzalo Montiel el héroe que puso el 4-2 decisivo.

Es el día para romper todos los manuales. Es el día en el que la película te tiene ahogado hasta el último instante para en un segundo, apenas un segundo, cambiarte la historia de tu vida.

Informe: Olé, 424, Infobae, Télam, agencias y Agensur.info

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