jueves, 10 de febrero de 2022

La marmota y la moneda

 Por Guillermo Piro

El miércoles pasado fue el Día de la Marmota, celebración célebre gracias a Hechizo del tiempo, la película de Harold Ramis de 1993 protagonizada por Bill Murray y Andie MacDowell. La película ocurre en Punxsutawney, una pequeña ciudad de Pennsylvania, donde todos los 2 de febrero se realiza un pequeño y simpático ritual que consiste en hacer salir a una marmota llamada Phil de su madriguera y observar su comportamiento: si la marmota mira su propia sombra y vuelve a entrar en la madriguera, quiere decir que el invierno va a durar seis semanas más (una mala noticia). 

Si, en cambio, no mira ninguna sombra y se queda afuera, el invierno terminará antes. Naturalmente no hace falta decir que no existe ninguna explicación científica que avale eso, pero como casi todas las cosas que carecen de explicación científica, es algo divertido. El miércoles pasado, a las 7.20 de la mañana de Punxsutawney (es decir a las 9.20 hora argentina), Phil expidió su pronóstico: miró su sombra, el invierno durará seis semanas más.

En realidad ese ritual no es algo que pertenece exclusivamente a Punxsutawney: hay muchas marmotas en el norte de Estados Unidos y en Canadá que según la tradición son expertas en hacer previsiones acerca de la llegada de la primavera. Una serie de investigadores, un poco aburridos por el aislamiento durante la pandemia, se preguntaron si verdaderamente esas marmotas son tan hábiles, y de su estudio se desprende que las marmotas, haciendo previsiones, son malísimas.

Alex Ross es uno de los autores de esta investigación, y en diálogo con National Geographic explicó que la idea se le ocurrió tomando una cerveza, y que junto a unos colegas de la Lakehead University de Ontario, Canadá, arrebatados por la pasión, se pusieron a trabajar. El estudio resultante apareció en la revista Weather, Climate and Society, y como todo verdadero estudio científico parte de una serie de restricciones que en apariencia son absurdos, a saber: las marmotas no ven televisión, por lo tanto no saben con precisión cuándo termina una estación y cuando comienza otra; ¿cómo determinar entonces, en términos marmotas, la llegada de la primavera? Como indicador de la llegada de la estación del amor, Ross y sus secuaces emplearon la Claytonia caroliniana, una planta que florece apenas comienza la primavera, presente en las distintas zonas donde habitan las marmotas estudiadas. Luego, de las 45 ciudades donde se realiza este ritual, excluyeron 12, porque en esas ciudades la celebración es más reciente y se carecía de los datos suficientes.

Phil, la marmota más famosa, acertó el 52% de las veces, mientras que tres marmotas estudiadas, de las 33 en consideración, acertaron el 70% de las veces; las restantes, mucho menos hábiles en estos quehaceres, apenas acertaron el 30%.

Lo único que se puede decir en defensa de Phil es que esa tradición dura desde 1886 (pero solo se cuenta con registros confiables desde hace cincuenta años). Y que bajo el nombre de Phil han pasado varios roedores, teniendo en cuenta que una marmota raramente vive más de 15 años en cautiverio.

Alex Ross concluye que “sin sombra de duda”, las previsiones del Día de la Marmota no son más confiables que las que se pueden obtener lanzando al aire una moneda.

© Perfil.com

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