miércoles, 7 de abril de 2021

PILOTANDO EL TERROR

La Aritmética feroz

 Por Martín Risso Patrón

En la merienda de hoy, nos sirvieron el dato que faltaba: El virus perforó la barrera de los 20 mil casos de contagio en un día en el país. La televisión, la radio y los medios gráficos e informáticos pusieron su titulación en modo catástrofe. Previamente, con el desayuno, la ministra Vizzotti embozada dentro de su barbijo negro, apoltronada junto a sus pares de la CABA y de la PBA para la foto de rigor, “advirtió” que la cosa viene mal, sin dar detalles de qué es lo que se hará para conjurar al demoníaco virus, porque no se pusieron de acuerdo sobre la cuestión de quién de ellos deberá estar al centro de la foto ni de responsabilizarse de la cosa, y el resto como Figurettis (que en definitiva es una categoría que todos cumplen acabadamente, cada cual a su turno).

Mientras, el único acuerdo tácito pero expreso sin tapujos es el de adornar los relatos con números, con números, con números y más números de una aritmética malabar, acomodaticia de los intereses politiqueros de cada jurisdicción, esquivando puntillosamente horadar hasta la médula el hueso podrido de la realidad, la que justamente ellos pudren.

Sucede que se limitan a describir los acontecimientos en estadísticas, definiciones oficiosas y guarangas de lo que es “circulación”, los designados magistralmente por ellos como “esenciales” o no “esenciales”, o la “nocturnidad”, o el horario dispuesto para la Libertad de los laburantes, los ociosos viandantes que no le hacen daño a nada (paseantes inofensivos de parques y veredas), los Sencillos de Pueblo que necesitan yapar algo para la cacerola y por ello la patean por la diaria, etcétera. No le dan bola a nada que no sea producto de tinterillos ad hoc, punteros pagos con título que le sacan estadísticas hasta al promedio de veces que uno entra al baño de las estaciones. Entonces, aterrorizan al Pueblo con un recurso perverso: largan cifras icónicas como “superados los 20.000 casos diarios”, como si fuera la última conquista del virus. Siendo esto, sólo para justificar restricciones y tapar el desastre de la Economía.

Me detengo en este punto, para ampliar.

Hacen ya más de 60 días que el Gobierno federal había dejado de difundir datos diarios sobre casos de enfermedad y muerte pandémicas. Las provincias hicieron los suyos propios sin aval ni científico, ni técnico, pero sí politiquero. Eso sí, de “testeos” (horroroso neologismo anglosajón que traducido al Español básico sería “averiguación de datos, o sometimiento a prueba” de algo), puntillosamente se omitió siempre dar las cifras exactas, siempre era significativamente menor el dato de la información. Apostillo aquí que esta fue, es y será la llave de oro para sellar la realidad tal como es, y es. Aclaro: El “testeo” masivo, es un botón, un alcahuete lo más preciso posible de cómo va la cosa en esto de la libre circulación viral. El virus ocupó territorio en proporción directa a la falta de gestión científica de la pandemia y creció, creció, creció por obvias razones vegetativas.

La estadística de manual, nos indica que, del total de “testeos”, hay un indicador que representa más o menos un 10% de casos positivos; sencillo: sobre X cantidad de pruebas Covid mediante métodos técnicos (hisopados y el enigmático PCR), se obtienen Z “casos virales positivos”. Gran Bretaña, por cada 200 mil testeos rápidos, encontró 20 mil personas infectadas (el 10%). En la Argentina, según decidió blanquear el Gobierno federal, sobre 70.000 exámenes, dio 20.870 casos positivos. Aquí está la madre del borrego: Altísimo índice de difusión por contagio, en nuestro país, al menos comparado con GB.

¿Por qué ahora, si eso los sabían los tinterillos con título que en lugar de dar esas cifras, nos hacían jugar con el perro de goma de las obviedades? Justamente, porque el margen de maniobra para el relato ha sido ampliamente superado por la realidad. Así de simple. Por supuesto, fundado en el terror que produce la difusión real de los resultados. Sabemos que el terror une en el espanto, más ahora que está la República en campaña política para las legislativas de octubre.

Saben los relatores del cuento, que esto desnuda la inoperancia y la ineptitud técnica para manejar la pandemia a escala compleja, sin jurisdicciones. Entonces, como magos sacan de la galera un conejo de siniestro peluche: Enrostran al Sencillo su culpabilidad de él en la libre circulación del virus, para dedicarse entonces ellos, a restringir todo lo restringible, como manifestación de un Poder blando, también de goma o de peluche, que ellos, con soberbia, creen de fierro. Finalmente, y como argumento de lo de este penúltimo párrafo de arriba, afirmo:

Puntillosamente, los tres capitostes: El de la República, el de CABA, y el de la PBA evitaron señalar una de las puntas envenenadas que inoculan virus por todos lados, para evitarse ejercer restricciones: Los piquetes y manifestaciones de los provocadores fascistas del mismo palo, para cada caso. Ni Larreta, ni Fernández, ni Kicillof zafan de esto cuando mandan a la calle sin bozal ni distanciamiento a piqueteros y manifestantes (cada cual de su palo) que protestan por pan pero no laburan, con el agravante de hacerles la vida imposible a los que sí laburan; barrabravas que hacen el “aguante” de sus equipos ante un clásico o un partido cualuncue, pero todos, todos, todos ellos, haciendo un delivery siniestro de virus a la carta, desde lo de Maradona a la fecha.

Estos capitostes y sus ministros se comportan como “pilotos de tormenta”, como se autocalifican; el Capitán Nemo queda como un conductor de carrito de heladero a su lado.

Algo de cierto hay: Son pilotos, pero girando el timón hacia el derrotero del Terror.

Mientras, las provincias, a la deriva, creando, huérfanas “republiquetas de escenografía”, como Santiago del Estero, La Rioja, Jujuy y Formosa (el “modelo”) y San Luis (el otro “modelo”). Final imprevisible que avergüenza.

© Agensur.info

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