sábado, 10 de noviembre de 2018

Pedagogía-2

Por Fernando Savater
La violencia de género tiene que ser prevenida en las aulas de bachillerato. Para ello, los alumnos deben conocer el testimonio de quienes la han padecido y de los que la cometieron.

Propongo preparar vídeos donde se escuche a las mujeres maltratadas (las supervivientes, claro) y a sus maltratadores.

Ellas contarán las humillaciones de cada día, los insultos por cualquier futesa ante los hijos aterrados, los celos persecutorios, el temor cada noche a los pasos del borracho agresivo, los empujones y bofetadas, las amenazas de muerte y, aún peor, las amenazas a los hijos…

Ellos hablarán de los malos ejemplos que vieron de pequeños en sus casas, la educación machista entre brutos de patio colegial, del amor entendido como sumisión devota de ella, sus pretensiones de independencia padecidas como infidelidad, las frustraciones de una vida laboral sojuzgada por otros y la mísera compensación de ser amos absolutos en su hogar…

Atestiguarán amigas de ellas para acusar la vigilancia continua del celoso, sus modales atrabiliarios, las broncas frecuentes, escandalosas, y también amigos de ellos que denuncian el mal carácter de la mujer y sus desplantes, incluso coqueteos quizá no siempre inocentes, lo que tuvo que aguantar el pobre hasta que… Los alumnos escucharán a todos y concluirán que deben reconciliarse porque vivimos ya un tiempo nuevo.

¿Cómo, no les convence a ustedes este planteamiento equidistante, exculpatorio, que convierte a todos en víctimas y difumina a los verdugos, desconociendo los derechos de las agredidas en nombre de la triste historia de los agresores? ¿Dudan de que los alumnos entiendan quién hizo mal y qué es lo que está mal en ese conflicto? Pues tampoco van a gustarles los vídeos didácticos para explicar la violencia terrorista a los estudiantes vascos. ¡Qué difícil es la pedagogía!

© El País (España)

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