domingo, 19 de febrero de 2017

Primer mes de Trump: obsesión, escándalos políticos y freno judicial


Por  María Elena Candia

El martes de la semana pasada, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estaba confundido con respecto al valor del dólar e hizo una llamada a las 3 a.m. Quería saber qué es mejor para la economía norteamericana: ¿un dólar fuerte o débil?

De acuerdo al Huffington Post, la consulta de Trump no estuvo dirigida a ninguno de los hombres de negocios que eligió para formar su gabinete, si no a su consejero de Seguridad Nacional, el general retirado Mike Flynn. Pero éste le respondió que no era un tema de su competencia, que no sabía y que tal vez debería preguntarle a un economista.

Flynn debió renunciar este lunes, después de solo 24 días en su cargo, envuelto en un escándalo por mentir sobre las conversaciones que mantuvo con el embajador ruso en Washington D.C., apenas unas semanas antes de que Trump asumiera como presidente.

Los reportes que salieron a la luz esta semana sostienen que el asesor de seguridad conversó con el enviado de Moscú sobre las sanciones que impuso en diciembre pasado el gobierno de Barack Obama a Rusia, por haber interferido en la campaña electoral.

La partida obligada de Flynn forma parte de una larga lista de contratiempos, arranques y acusaciones falsas que caracterizaron al gobierno de Trump durante su primer mes, y que en muchos aspectos no deja de ser una extensión de su campaña electoral. El estilo de conducción, la personalidad del presidente y sus credenciales no tienen precedentes en ningún mandatario en la historia de Estados Unidos, reconocen historiadores, economistas y expertos en análisis político.

Contra los pronósticos o la esperanza de muchos que esperaban ver un Trump más moderado, las primeras semanas del Presidente estadounidense estuvieron marcadas por una agenda cargada de controversias que incluyeron, entre otras cuestiones, la divulgación de datos oficiales poco claros, denuncias públicas de fraude electoral sin sustento, la implementación de una orden ejecutiva que busca prohibir la entrada de inmigrantes al país, ataques a la prensa y al poder judicial. La lista continúa.

"Ha habido muchos políticos como Trump, pero nunca superaron el cargo de senador o gobernador. Ningún presidente o candidato presidencial, por lo que yo sé, fue similar a él en sus formas, antecedentes o en la combinación de políticas que sostiene. Trump sería un fracaso como candidato en la mayoría de las elecciones, pero al parecer 2016 fue el timing adecuado para él", dijo John McNeill, profesor de historia de la universidad de Georgetown.

Según el historiador, la recuperación económica de Estados Unidos no ayudó mucho a la mayoría de la población sin educación. Los años de Obama energizaron a ese segmento que resiente a los afroamericanos o el multiculturalismo en general. Los candidatos republicanos que compitieron contra Trump no lo tomaron en serio desde un principio y, además, carecían de atractivo. Por otro lado, Hillary Clinton, cometió algunos errores claves en su campaña, al ignorar aquellos estados que terminaron votando por Trump, como Wisconsin, Michigan, Pennsylvania.

Continúa la retórica electoral

La asunción de Trump estuvo vinculada a la mención oficial de datos erróneos respecto a la cantidad de gente que presenció la ceremonia de posesión. En su primera rueda de prensa, su secretario de medios, Sean Spicer, sostuvo que la asunción presidencial tuvo la audiencia más grande de la historia, pero los datos no lo respaldaron. Una de las principales asesoras e interlocutoras de Trump en los medios, Kellyanne Conway, acuñó las declaraciones de Spicer como "hechos alternativos".

Luego, el mismo Trump se encargó de revivir la acusación de que hubiera ganado el voto popular si no fuera por los millones de inmigrantes indocumentados que votaron a Hillary Clinton, quien obtuvo 2.9 millones más de votos. Trump en cambio consiguió 306 votos electorales, lo que le permitió ganar la presidencia.

"Además de ganar el Colegio Electoral de manera aplastante, gané el voto popular si se deducen los millones de personas que votaron ilegalmente", escribió Trump en su cuenta de Twitter luego de ganar las elecciones. Pero hasta ahora, sus asesores no aportaron ninguna prueba para respaldar esta afirmación.

Pese a la incertidumbre que proyecta la nueva administración, según Ángelo Rivero-Santos, director académico del Centro de Estudios Latinoamericanos en Georgetown, la lucha del gobierno con los medios conlleva una reinterpretación de la evidencia y la verdad. "La democracia norteamericana se está poniendo a prueba, pero a pesar de todo, existe un fuerte institucionalismo que impone límites al ejecutivo. Lo hemos visto con las reacciones que tuvieron las cortes federales frente a la imposición de la orden ejecutiva en materia migratoria", dijo Rivero-Santos.

El polémico decreto que firmó Trump a fines de enero busca suspender el ingreso de refugiados y bloquear el ingreso de individuos de siete países de mayoría musulmana - Iraq, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen -, pero la medida no solo generó masivas protestas en distintas ciudades y aeropuertos del país, también encontró límites en el ámbito judicial.

Pese a que Trump despidió a la fiscal general que se negó a defender su decreto en los tribunales, Jueces federales de New York, Los Ángeles, Virginia y Seattle impusieron medidas cautelares para congelar el decreto. Asimismo, una corte de apelaciones con sede en San Francisco rechazó el 9 de febrero la solicitud del gobierno de reinstaurar las restricciones.

"Trump está preocupado por retransmitir la imagen de un hombre de acción, de decisión y, por lo tanto, el lento proceso de compromiso que supone la legislación no se adapta a la imagen pública que quiere proyectar; no le conviene a su temperamento. Pero hay una cantidad limitada que se puede hacer por medio de órdenes ejecutivas. Tendrá que cambiar sus maneras, le guste o no", dijo McNeill.

Trump podría disminuir la firma de órdenes ejecutivas, pero muchos se preguntan si cambiará la forma y el contenido de sus mensajes, especialmente en Twitter. En menos de un mes, el presidente norteamericano disparó contra los medios, el sistema judicial y hasta se quejó con la tienda departamental Nordstrom porque decidió dejar de vender los productos de su hija, Ivanka Trump.

Más moderado en economía

"Que no haya novedades no quiere decir que no haya noticias cuando el mundo espera volatilidad y no la recibe. La falta de noticias se convierte entonces en una buena noticia. Gran parte del temor de los mercados a una volatilidad en el corto plazo se centra en Washington. La nueva administración Trump está generando varios titulares, pero hasta ahora no mucho de eso está dañando las perspectivas de la economía y los mercados", sostuvo un informe reciente de JP Morgan.

En un análisis del estado actual de la economía global, el banco sostuvo que muchos inversores están sorprendidos por la estabilidad de los mercados y por el hecho de que la volatilidad implícita haya disminuido. Sus analistas consideran que esta dinámica se ve respaldada por la falta de acciones negativas del gobierno de Trump en materia económica.

"Lo que hemos visto este mes es que el comercio exterior sigue obviamente en la mente de Trump, pero no va a generar una guerra comercial con sus socios. Trump suavizó su discurso en este tema; hay mucha menos fricción en el frente económico de lo que hemos visto durante la campaña electoral", dijo Gary Hufbauer, investigador principal del Peterson Institute for International Economics.

La retórica de Trump cambió con respecto a México -especialmente en relación a la construcción del muro- sostuvo Hufbauer, aunque las negociaciones comerciales con el país no comenzarán hasta que el secretario de comercio, Wilbur Ross, sea confirmado en su cargo. Con respecto a Canadá, tras la visita del primer ministro Justin Trudeau esta semana, Trump mencionó que solo serán necesarios cambios menores en comercio exterior. Y en relación a China, la probabilidad de una imposición tarifaria de 45% a los productos provenientes de este país está fuera de cuestión.

Asimismo, desde la elección de Trump, la confianza de los consumidores mejoró y los mercados se mantuvieron fuertes, al igual que el dólar, dijo Steve Hanke, profesor de economía aplicada en la universidad Johns Hopkins y ex asesor del presidente Reagan. Esto se debe a que muchos esperan una mayor desregulación económica y una reducción de impositiva, sobre todo a empresas. Además, la promesa de un programa de estímulo fiscal basado en el gasto en infraestructura, sigue presente.

"Esto es visto por el público como positivo, pero hay ideas proteccionistas en la Casa Blanca que pueden ser negativas. No creo que los mercados estén evaluando correctamente las consecuencias económicas de erigir barreras comerciales ni las consecuencias una política fiscal más amplia. La deuda nacional ya está en niveles sin precedentes. Empujarla más alto podría incrementar la inflación y las tasas de interés, lo que podría recortar el estímulo fiscal", dijo Hanke.

A todo esto, habrá que agregarle otro factor, advirtió el profesor de la universidad Johns Hopkins: "Trump puede cambiar de opinión en cualquiera de estas áreas en un abrir y cerrar de ojos. Por lo tanto, una cosa que sabemos es que habrá una gran incertidumbre generada por la nueva administración y esto siempre terminará siendo negativo", agregó.

© 3 Días

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