domingo, 13 de marzo de 2016

Macri avanza entre raspones y medallas

Por Gabriel Profiti
Aclamaciones del campo por un lado y reclamos gremiales por otro musicalizaron esta semana los coletazos de las primeras medidas económicas del Gobierno de Mauricio Macri, pensadas como parte de un programa estructural pero con perjuicios coyunturales.

El Presidente fue a la muestra ExpoAgro en Ramallo -luego de una década sin presencia de mandatarios nacionales- y recogió aplausos de los productores agropecuarios, entusiasmados por las bajas de retenciones a las exportaciones y otras medidas que favorecerán las actividades del sector.

Habrá que ver si ese probable repunte de la producción agropecuaria ayuda a sacar al país de las papas del fuego, como cree Macri, o solo beneficiará a los productores.

Paralelamente todos los sectores de la CGT que se fragmentó durante el kirchnerismo -como otras veces en la historia- se reunieron en UPCN para analizar el impacto de la inflación en el bolsillo de los trabajadores, el desempleo público y privado y la limitada reforma en el impuesto a las ganancias.

El gobierno no peronista de Macri y sus primeras medidas de ajuste fertilizaron la reunificación cegetista que se concretará durante un congreso normalizador en agosto. Además, habrá una marcha en 30 días para exponer los reclamos.

Buena parte de esos sectores gremiales se habían distanciado del kirchnerismo y entienden que la "herencia K" obligó al nuevo gobierno a poner cuentas en orden, pero los favores de Macri a sectores más privilegiados y el desempleo en alza pusieron al movimiento obrero en guardia. Esas pérdidas de puestos de trabajo relegaron al habitual tira y afloje de las paritarias.

Massa, Bossio y los gobernadores

Así como la salida del cepo cambiario resultó menos traumática que lo esperado, el combate a la inflación parece recorrer el camino inverso. De acuerdo con el IPC Congreso, que elabora un sector de la oposición con mediciones privadas, los precios subieron en febrero 4,8 por ciento y 8,6% en el primer bimestre.

El resultado fue presentado por Sergio Massa y Margarita Stolbizer, quienes testean una alianza política para 2017, con fuertes críticas a la política oficial contra la escalada.

En los pasillos de la Casa Rosada y el Ministerio de Economía insisten en que a mitad de año la tendencia se revertirá. El Gobierno atribuye a los aumentos en las tarifas de la luz y a la devaluación las principales razones de la inflación.

Según ese razonamiento, en adelante ya no habrá razones para nuevos saltos, aunque el ministro de Energía, Juan José Aranguren, anticipó que habrá nuevas revisiones tarifarias en junio y todavía está pendiente el reordenamiento de las de gas.

Aquella conferencia de prensa no fue el único disgusto que dio Massa al Gobierno en la semana. El tigrense propició el rechazo en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo del DNU de Macri que modificó el impuesto a las ganancias, por insuficiente.

La negativa de la comisión cobró relevancia porque significó la primera derrota legislativa de Cambiemos y mostró lo áspero que será salir a la cancha en cada partido con jugadores que no sienten la camiseta. En Cambiemos buscan ver cómo tejer otras alianzas para bajarle el precio a la sociedad con Massa.

El DNU podría caer si es rechazado por ambas cámaras del Congreso, pero en el oficialismo descartan esa posibilidad por dos motivos: por un lado en las próximas semanas habilitarán el tratamiento de proyectos que buscan una modificación integral del impuesto -el Gobierno prevé enviar una iniciativa-; y por otro confían en la posición de los gobernadores en el Senado.

Según indicaron voceros partidarios, el 58% de lo que se recauda por Ganancias va a las provincias, por lo que una merma de esa caja complica a los gobernadores, quienes ya tienen apremios para afrontar sus obligaciones.

Por lo pronto, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, logró contentar a los mandatarios provinciales con una nueva propuesta de devolución gradual del 15% de copartipación que pertenece a las provincias y retiene la Nación.

En la Casa Rosada esperan que ese nuevo juego entre Nación y provincias permita agilizar los trámites legislativos mientras la dotación de Cambiemos siga en minoría en Diputados y en el Senado.

La primera prueba de fuego para la tropa integrada por macristas, radicales y lilitos será el martes en la sesión prevista para tratar el acuerdo entre el Gobierno y los holdouts.

Para esa discusión, Massa dio el sí. El líder del Frente Renovador conduce una bancada de más de 30 díputados. El Gobierno también se garantzó el aval del Bloque Justicialista, cuya referencia es el ex kirchnerista Diego Bossio.

Ese acuerdo quedó envuelto en la polémica por un chat entre Bossio y el presidente del bloque del PRO, Nicolás Massot, en el que precisamente hablaban de ese entendimiento. El intercambio fue llevado a la Justicia por el kirchnerismo que pide que se investigue si hay sobornos comprometidos. Massot dice que no tiene problemas de mostrar la conversación completa ante el juez.

Lo cierto es que el oficialismo cuenta a 150 legisladores que inicialmente darán quórum y luego permitirán la aprobación. Además de los propios, del FR y del Bloque Justicialista, el Gobierno tiene los votos del sector progresista que conduce Stolbizer y espera más desprendimientos en el FPV de legisladores que responden a gobernadores.

No obstante, hay previsiones. El radical Mario Negri, jefe del interbloque oficialista, ya advirtió en una reunión con todos los diputados que nadie podrá levantarse hasta que se vote, muy de madrugada. El oficialismo prevé que el FPV inscribirá a más de 50 oradores para despotricar contra el acuerdo y, de paso, buscar diezmar a las fuerzas aliadas con el paso de las horas.

Para el Gobierno, el acuerdo significa el inicio de la recuperación económica sobre la base del financiamiento y de la inversión externa. Aun si ese derrame se cumple, Macri debería atender con mayor sensibilidad los perjuicios del corto plazo.

© NA

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