domingo, 5 de julio de 2015

La moneda sigue en el aire

Los resultados del superdomigo mantienen competitivo a Macri. 
No está cerrada la elección presidencial.

Por Ignacio Fidanza
Un primer repaso por los resultados de este domingo sugieren que la idea de un triunfo inexorable en las presidenciales de la fórmula Scioli-Zannini, es por ahora una previsible estrategia de campaña y no mucho por más.

La elección sigue abierta. El kirchnerismo salió tercero en dos de los tres distritos más poblados del país –CABA y Córdoba-. Pobres resultados que merodearon los 20 puntos. Y perdió por paliza las primarias en La Pampa, pese a los explícitos apoyos de Cristina. No es la foto de una fuerza arrolladora.

Esta realidad le da otra densidad a lo que ya venían mostrando las encuestas: Hoy tenemos ballotage en la elección presidencial. Todos los sondeos indican eso. Los números del Observatorio de Encuestas de LPO lo confirman. La fórmula Scioli-Zannini se ubica en primer lugar con un 34,44%; seguido por Macri-Michetti con un 25,58% y Massa-Saenz con un 13,04%.

En el extravagante diseño de segunda vuelta que incrustó Carlos Menem en la Constitución –adaptándola a las votaciones históricas del peronismo-, se evita el ballotage de dos maneras: Sacando más de 40 puntos y 10 de distancia con el segundo o superando aunque sea por un voto el 45 por ciento.

Hoy no aparece ninguno de los dos escenarios. Esos son los números fríos de las encuestas. Pero veamos la política.

A nadie le sobra nada. Scioli compactó todo el voto del bloque de poder oficial con la fórmula única con Zannini y tocó los 35 puntos. Ahora tiene que sumar por afuera. Por eso, el reconocimiento a Carlos Menem con Zannini a su lado y cuatro gobernadores atrás. Fue su manera de decir, la línea política va a cambiar. Menos rencor, más amplitud. Tiene que ampliar.

El oficialismo necesita como el agua ganar en primera vuelta, porque edificó su relato en torno a la inevitabilidad de su permanencia en el poder. Un ballotage podría abrir en la sociedad la convicción –y la sorpresa- de un cambio posible, con una fuerza imposible de prever. El fantasma de fin de ciclo podría adquirir contornos demasiado reales.

Macri por su parte está pagando errores importantes de diseño de su propuesta, que lo ubicaron en el lugar del que rema de atrás. La decisión de excluir a Sergio Massa de la alianza opositora lo obliga –por lo menos- a transitar el interrogante de cuantos de los votos que saque en las primarias el líder del Frente Renovador, conservará en las generales de octubre. Un riesgo que se podría haber evitado.

Con un agravante. Macri enfrenta las primarias en inferioridad frente al kirchnerismo que unificó formula. No logró que el radical Ernesto Sanz lo acompañe como vice y ahora tiene que lidiar con la distancia que le saca Scioli y los puntos que se le irán a las candidaturas del presidente de la UCR y Carrió. Ya no se perfila como el candidato más votado de las primarias. Es una foto, pero de las que importan.

Pero nada de esto preocupa tanto al jefe de Gobierno como la derrota de Santa Fe, que lo golpeó debajo de la línea de flotación. Fue el lugar donde se quemó el relato del PRO. La tecnología de campañas de última generación son un complemento formidable pero no resuelven la ausencia de músculo político. Y la sombra que proyecta la dificultad para fiscalizar, se vuelve ominosa cuando se mira el inabarcable Conurbano.

“En la Matanza el plan es esperar un milagro”, reconoció un importante dirigente del macrismo. Otros más racionales, explican que el único plan posible es esperar que haya ballotage y abrir entonces negociaciones con los intendentes, para que ya resuelta su continuidad en la primera vuelta, se pongan en modo neutral. “¿Qué sentido tiene pelearte con uno de los dos candidatos que puede ser el próximo Presidente?”, será el mensaje del PRO si llegan a esa instancia.

Pero acaso haya que hacer una salvedad, las últimas elecciones parecen confirmar que el peso del aparato del oficialismo –del signo que sea- es muy gravitante. Que es otra manera de abordar la tensión continuidad o cambio. Queda así configurado un escenario abierto. La moneda está en el aire.

© LPO

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