lunes, 22 de diciembre de 2014

Amazonas: dónde bailarán los espíritus cuando no haya selva

Por Claudia Andujar

Dice David Kopenawa, chamán yanomami de la Amazonia brasileña, en conversación con Joanna Eede, escritora y editora de la organización de derechos humanos Survival International:

(Para los yanomami, cada persona tiene una “imagen-esencia”, un doble llamado utupë, con el que está unida hasta la muerte. Un utupë puede presentarse a sí mismo en forma de diferentes criaturas vivas, como un pájaro, un mamífero o un insecto. También existen espíritus de árboles, de cascadas y de la miel salvaje.)

Nosotros los yanomami aprendemos con los grandes espíritus, los xapiripë. Aprendemos a conocer a los xapiripë, a verlos y escucharlos. Sólo los chamanes, aquellos que conocen a los xapiripë, los pueden ver, porque parecen humanos pero son tan pequeños como una mota de polvo, y brillantes como la luz.

(Los chamanes yanomami inhalan el polvo de yakoana, que se extrae de la corteza del árbol de la virola, para entrar en un estado onírico. El polvo se administra a través de un largo tubo horoma, tradicionalmente hecho del tallo hueco de una palmera). Así hacemos a los espíritus bailar. Hay muchos, muchos xapiripë, tantos como estrellas. Algunos viven en el cielo, otros bajo tierra y otros en las altas montañas cubiertas de selva y flores. Llamamos a estos lugares sagrados “hutu pata”.

Cuando el sol está en lo alto, los xapiripë duermen. Comienzan a aparecer al anochecer. Cuando nosotros dormimos, ellos bailan.

Nuestros chamanes saben que nuestro planeta está cambiando. Conocemos la salud de la Amazonia. Sabemos que es peligroso abusar de la naturaleza y que cuando se destruye la selva se cortan las arterias del futuro y la fuerza del mundo se evapora. El cielo está lleno de humo porque nuestra selva está siendo talada y quemada. Las lluvias llegan tarde, el sol se comporta de manera extraña. Los pulmones del cielo están contaminados. El mundo está enfermo. La selva morirá si los blancos la destruyen ¿A dónde iremos cuando hayamos destruido nuestro mundo? Cuando el planeta quede en silencio, ¿cómo aprenderemos?


Los yanomamis

Por Survival

Los yanomamis conforman el pueblo indígena relativamente aislado más numeroso de América del Sur. Viven en las selvas y montañas del norte de Brasil y del sur de Venezuela.

Como la mayoría de los pueblos indígenas del continente, posiblemente emigraron hace unos 15.000 años a través del Estrecho de Bering que une Asia y América, y poco a poco fueron bajando hasta Sudamérica. Hoy en día, su población total está en torno a las 32.000 personas.

El territorio yanomami en Brasil es de unos 9,6 millones de hectáreas, dos veces el tamaño de Suiza. En Venezuela, los yanomamis viven en la Reserva de la Biosfera del Alto Orinoco-Casiquiare, que tiene 8,2 millones de hectáreas. Estas dos áreas juntas conforman el mayor territorio indígena selvático del mundo.

Últimas amenazas

En la actualidad, unos 1.000 buscadores de oro que trabajan ilegalmente en la tierra yanomami les transmiten enfermedades mortales como la malaria y contaminan los ríos y los bosques con mercurio. Los terratenientes ganaderos están invadiendo y deforestando la frontera este de su territorio.

La salud de los yanomamis se ve perjudicada y la atención médica crítica no llega hasta ellos, especialmente en Venezuela

El Congreso brasileño está actualmente debatiendo una proyecto de ley que, en caso de aprobarse, permitiría la minería a gran escala en territorios indígenas. Esto sería extremadamente perjudicial para los yanomamis y para otros pueblos indígenas remotos de Brasil.


‘La tierra es nuestro patrimonio’

El chamán Davi Kopenawa Yanomami explica lo que significaría para su pueblo el anteproyecto de ley sobre la minería.

Los yanomamis no han sido consultados adecuadamente acerca de su punto de vista, y su acceso a información independiente sobre el impacto de la minería es limitado.

Davi Kopenawa, portavoz de los yanomamis y presidente de la asociación yanomami Hutukara, avisa de los peligros:

“Los yanomamis no quieren que el Congreso nacional apruebe la ley o que el presidente la firme. No queremos aceptar esta ley”.

“Nuestra tierra tiene que ser respetada. Nuestra tierra es nuestro patrimonio, un patrimonio que nos protege”.

“La minería sólo destruirá la naturaleza. Destruirá los arroyos y los ríos y matará a los peces y al medioambiente: y nos matará a nosotros. Y traerá enfermedades que nunca existieron en nuestra tierra”.

Yanomamis aislados

Según han informado los propios yanomamis, ellos mismos han avistado en su territorio a otros yanomamis aislados, a los que llaman moxateteus. Se piensa que los moxateteus viven en el área con mayor concentración de buscadores de oro ilegales de todo el territorio yanomami.

El contacto con los buscadores de oro podría ser muy peligroso para los moxateteus y podría derivar en un violento conflicto. Los buscadores de oro, además, contagian la malaria y otras enfermedades comunes para nosotros, que podrían ser mortales para los moxateteus ya que no han desarrollado inmunidad frente a ellas.

FUNAI, el departamento de asuntos indígenas del Gobierno brasileño, ha enviado un nuevo equipo a la zona para averiguar dónde están los moxateteus y cuántos son, tratando en todo momento de no establecer contacto con ellos.

En palabras del chamán yanomami, Davi Kopenawa: “Hay muchos indígenas no contactados. Yo no los conozco, pero sé que están sufriendo igual que nosotros… Quiero ayudar a mis familiares aislados, que tienen nuestra misma sangre. Es realmente importante para todos los indígenas, incluidos los no contactados, permanecer en las tierras donde han nacido”.

© Claudia Andujar / Survival

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