Por Gabriel Profiti |
El desplante de Elisa Carrió en pleno acto porteño del
Frente Unen podría convertirse en paradigma insalvable de ese conglomerado
opositor, justo cuando necesita mostrar todo lo contrario: que no es una
recreación de la vieja Alianza.
Las diferencias en Unen son ya históricas pero en vez de
diluirse se potencian y, en caso de no fraguar rápidamente, el panradicalismo
perderá su oportunidad de encaramarse como alternativa competitiva para las
elecciones del año próximo.
"Así no llegan a 2015", se regodeaban el lunes por
la noche los principales referentes del PRO en una cena del G25 que conducen
Esteban Bullrich y Guillermo Dietrich en el Hotel Hilton de Puerto Madero.
Sergio Massa, Daniel Scioli y Mauricio Macri son los tres
precandidatos presidenciales que mejor miden a un año de las elecciones, pero
si se juntan los adherentes de las distintas opciones de Unen, un cuarto
postulante podría engrosar la lista.
El problema es que la suma no es aritmética, porque las
diferencias entre las figuras se trasladan también a los votantes, y luego el
alineamiento no es homogéneo. "No votaría a Macri pero tampoco a muchos de
los candidatos de Unen", dijo por ejemplo Carrió en abril pasado.
Es cierto que las ocho fuerzas que integran el FAUnen
avanzaron bastante en las ideas programáticas del frente y mantienen su motor
para crear una alternativa "honesta" de Gobierno, pero necesitan
mostrar "gobernabilidad" futura.
Si bien el peronismo también sufre fugas, nunca perdió esa
masa vertical necesaria para los dictados del poder. En cambio, la última
experiencia del radicalismo fue negativa en ese sentido y todavía está bastante
fresca.
Macri es hoy el germen de discordia dentro del Frente Amplio
argentino, entre quienes ven a una sociedad política con el PRO la oportunidad
de superar al PJ el año próximo y los que ya le pusieron bolilla negra al
alcalde porteño.
Esa diferencia quedó expuesta en el Palacio Rodríguez Peña
con la pareja entre Pino y Lilita. Pero también alcanza al resto: el Partido
Socialista, Proyecto Sur, el PSA, Libres del Sur y el GEN no quieren saber nada
con Macri, mientras que muchos radicales, Carrió y Martín Lousteau, la principal
apuesta para la Ciudad, creen que hay que ampliar el frente.
Por su lado, los armadores macristas esperan justamente que
Unen termine sufriendo desprendimientos como un glaciar y que esos fragmentos
permitan fortalecer el todavía débil armado nacional del PRO, especialmente con
radicales que necesitan conformar coaliciones para ganar en sus provincias.
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