Miguel Isa, Evita Isa y Juan Manuel Urtubey: los triunfos que ya no son. |
Por José Montenegro
A Juan Manuel Urtubey, su torpeza política le trituró sus
anhelos presidenciales. En política, se sabe, nada es definitivo, pero sí se
vuelve cada vez más costoso. Quizás esos sueños destrozados del “Joven
Maravilla” puedan recomponerse pero, si ahora, con muchas más posibilidades
conmovió el tablero político de su provincia hilvanando todas las torpezas
habidas y por haber, es difícil imaginar que en dos años pueda cambiar sus
deshilachadas vestimentas de poder.
Aunque el inefable jefe de campaña elegido por el mandamás,
el actual diputado nacional Pablo Kosiner, otrora gran espadachín de Juan
Carlos Romero, diga que estas últimas elecciones no signifiquen bajo ningún
punto de vista, plebiscitar el Gobierno de Urtubey, habría que preguntarle,
entonces, qué significaba aquel estúpido slogan de la campaña del hermano
Rodolfo (conocido como el “Tolo”) que exhibían orgullosos los sonrientes
afiches: “…la misma sangre”. ¿No era, acaso, una alusión al Gobernante Hermano?
Y la campaña televisiva en sí, donde el propio Juan Manuel salió al lado de su
hermano “Tolo” para tratar de dar vuelta un resultado que, por muy poco, casi
le cuesta un desastre como el de Waterloo para Bonaparte, ¿no era mostrar al
Gobernador plebiscitando su gestión, lo que ahora niega Kosiner?
Es entendible lo del diputado jefe de campaña: no es
sencillo explicarle a nadie la notable pérdida de votos del Frente para la
Victoria y el acercamiento, también notable, del archienemigo Romero,
considerado por Urtubey como “un florero” del justicialismo salteño. Sólo 4
puntos, de los 10 que había obtenido en las PASO, separaron al Hermano Tolo del
reelecto senador. El Frente de la Victoria, de la mano de los Urtubey, perdió
en la contienda, más de 40 puntos en sólo dos años.
Lo de las torpezas, viene a colación, justamente, porque la
mala campaña, el juego innecesario de su imagen, la contienda casi personal
Urtubey-Romero y viceversa y el arrastre sacrificado de la joven Evita Isa,
derrumbaron en la capital salteña, el distrito definitorio en cualquier
elección, esos anhelos de los que se hablaba al principio y el aplastamiento de
las aspiraciones del intendente Miguel Isa, padre de la joven diputada. El
cuarto lugar que obtuvo Evita se lo puede facturar, sin temor a equivocaciones,
al Gobernador y a su padre, quienes dejaron la capital en manos del conservador
Guillermo Durand Cornejo y del trotskista Pablo López, en una mezcla tan
extraordinaria que sólo las generales provinciales dilucidarán (sólo en parte)
hacia el futuro.
En política, dicen, los errores se pagan aunque por momentos
puedan surgir algunos bálsamos (piénsese en la derrota del kirchnerismo en los
mayores distritos del país y el triunfo judicial del oficialismo por la Ley de Medios)
y Urtubey ya ha sumado demasiados como para no comenzar a pensar qué va a hacer
en los dos años que le quedan. Isa, por lo pronto, deberá sumarse a las
reflexiones.
Jorge Milton Capitanich, el “Coki” chaqueño, ha revalidado
sus laureles frente a un creciente radicalismo y se ubica en la “pole-position”
junto a Sergio Urribarri, para heredar a la presidente Cristina Kirchner en
2015. Este “anhelo” (o “sueño del Pibe”) que tenía Urtubey en el mismo sentido
que los dos nombrados, parecen necesitar mayor maduración, tanto en experiencia
como en responsabilidad.
A ello, se sumará en siempre vigente Daniel Scioli que parte
de un notable piso en la provincia de Buenos Aires: más de 1 millón de votos
que cualquier candidato anhelaría para comenzar una campaña. Es decir, en el
kircherismo, Urtubey no parece tener espacio para su aventura presidencial. Por
el lado del “otro peronismo”, tiene el freno puesto con el triunfante Sergio
Massa y, por si faltara algo, con el siempre presidenciable Mauricio Macri.
Entonces, parece que los espacios del “Joven Maravilla”
deberán volver a la comarca que lo vio nacer y gobernar. Si no hay mayores problemas,
podrá intentar una nueva reelección. Pero frustrará a Miguel Isa que, a estas
alturas, no parece en condiciones de afrontar una nueva gestión al frente del
municipio en el que cumplirá 12 años en 2015. El desastre electoral de las
elecciones legislativas nacionales, una gestión cuestionada por la mayoría de
los sectores y el desgaste lógico de tantos años al frente del Ejecutivo
municipal, no son un andamio firme para seguir construyendo este edificio de
poder.
Si Urtubey va por su reelección, Isa deberá pensar en otra
alternativa. Él mismo había descartado el Senado porque no estaba “tan viejo”
para ello. Pero el tema es que, tanto él como el Gobernador, se arriesgan a
nuevas y frustrantes derrotas capitalinas si no cambian sus modos de gestión y
si no exhiben mayores logros tanto políticos como sociales y administrativos.
El “impuestazo” municipal sigue siendo un verdadero lastre para ambos.
Pero además, ni Urtubey ni Isa pueden mostrar, por lo menos
en los dos años que llevan de sus nuevas gestiones, logros que convenzan a los
ciudadanos que están frente a exitosos gobiernos. Incluso, admitiendo que lo
hayan sido antes, es difícil que el ciudadano común los haya grabado en su
subconsciente.
De todos modos, un mérito importante le queda a Isa que lo
diferencia de Urtubey, aun cuando ambos apelaron a una especie de nepotismo
demasiado irritante para la gente: el intendente no llegó a semejante grado de
agresión como el que tuvo Urtubey con su exjefe político, Juan Carlos Romero (y
viceversa). Incluso, Isa no tuvo el manejo de medios amparados por la
publicidad oficial para apalear adversarios, como sí los tuvo el Gobernador que
los usó casi con descaro.
A Urtubey, además, le achacan supuestas protecciones (políticas,
se entiende) al impresentable exintendente de Salvador Mazza, Carlos Villalba,
embretado en una causa por trata de personas y candidato del oficialismo en las
últimas elecciones provinciales; el notable crecimiento de la inseguridad
(muertes violentas casi diarias en toda la provincia); malos servicios en agua
y electricidad; sueldos empobrecidos; cuestionada política (si es hay alguna)
en Educación y en Salud, es decir, un rosario que sería interminable y que
ensombrecen cualquier acierto de gestión que pueda existir en algún rincón
olvidado de la memoria ciudadana.
Ahora, se vienen las legislativas generales provinciales del
10 de noviembre. Salvo una hecatombe, es probable que el oficialismo no alcance
los números deseados en varios municipios y departamentos. Hasta es posible que
en varios de ellos, caiga irremediablemente derrotado, como podría suceder en
la capital salteña. Como se dijo, en política nunca está dicha la última
palabra pero, ¿cómo hacer para dar vuelta un panorama electoral como el del
domingo pasado si subsisten, aún, los motivos que llevaron a la derrota del
oficialismo?
A ello habría que sumar la presencia, en las boletas
principales, de candidatos que suelen ser más que resistidos por la sociedad,
tanto en Diputados como en Concejales. Si, a pesar de ello, el oficialismo
logra una performance mejor que la imaginada hasta aquí, se podrá pensar en que
el 2015 puede ser un poco más halagüeño para el urtubeycismo. Solo un poco…aunque
difícil.
© Agensur.info
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