lunes, 7 de octubre de 2013

Por un puñado de votos

Ciudadanos esperando para votar el último domingo.
Por Javier Luifa

Mientras continúan los análisis sobre los resultados salteños, principalmente en el distrito capitalino, donde el Partido Obrero realizó una de las mejores elecciones de los últimos años haciendo que su principal candidato, Claudio Del Plá, se convierta en el más votado, y se discurra sobre la lista justicialista que quedará conformada para el 10 de noviembre, hay algunos que han puesto sus ojos en una cifra nada despreciable y que puede dar vueltas más de una performance electoral.

Se trata de los votos en blanco que, llamativamente, en el departamento Capital alcanzó una cifra más que importante: 19.365 votos, es decir, un poco más del 7% para la categoría de diputados provinciales y una cifra similar en las otras dos, senadores y concejales.

Si, en tren de hacer comparaciones, se toma como referencia los resultados obtenidos por dos de las principales figuras del justicialismo que cargarán sobre sus hombros buena parte de la responsabilidad de los resultados, la cosecha peronista aparece casi pobre. Santiago Godoy, el más votado del PJ, logró poco más de 12 mil votos los que, comparados con los sufragios en blanco, son una verdadera miseria política.

En la categoría de concejales, Tomás Rodríguez, que encabezará la lista, obtuvo 8.800 votos, bastante menos de los que sacó, por ejemplo, el radical Rubén Correa que logró 10 mil votos puros, sin mezclas. Ni hablar si la comparación se hace sobre el Partido Obrero, cuyo postulante, Arturo Borelli se alzó, nada más y nada menos que con casi 57 mil votos.

Es verdad que tanto Godoy como Rodríguez llevan la sumatoria del resto de las listas peronistas, lo que les terminó dando el triunfo global. El tema, aquí, es imaginar a dos candidatos como los mencionados, arrastrando a la deshilachada lista del oficialismo. Sólo la candidatura de Gustavo Sáenz puede llevar a buen puerto la boleta peronista ya que el actual senador obtuvo, él solo, más de 62 mil votos, pero seguido de muy cerca por la postulante del PO, Gabriela Cerrano, con casi 53 mil sufragios.

Así la cuestión, parece no haber discusión sobre quiénes se ubicarán en los primeros lugares. Pro es interesante ver qué puede pasar con el resto de las fuerzas políticas que, por distintas razones, no han podido aparecer con una importante presencia mediática ni militante ante la ciudadanía. Entre esas razones, podrán mencionarse las económicas, en primer término, y las políticas, en segundo lugar.

Se ha venido hablando que los votos obtenidos por el Partido Obrero en estos comicios, son una muestra verdaderamente histórica de la militancia del trotskismo, pero para otros sectores, la cosecha obrerista se debió, principalmente al llamado “voto bronca”. Cualquiera que sea la realidad que hoy vive el PO, hay 20 mil votos en blanco que también podrán inscribirse entre los denominados “votos bronca” o simple desinterés ciudadano o (una tercera opción), no haber encontrado a la fuerza política que represente a esos sufragantes. En este último caso, la situación puede darse por aquella razón de que hubo partidos que no tuvieron importante presencia mediática por lo que pasaron desapercibidos por la mayoría de la masa ciudadana.

Además, hay que considerar que ese porcentaje de votos en blanco pueden cambiar vertiginosamente la conformación de los cuerpos legislativos como la Cámara de Diputados o el Concejo Deliberante. En este último caso, el oficialismo gobernante a está a apenas un paso muy pequeño que perder la mayoría.

Si se toman en cuenta que con poco más de 15 mil votos pueden entrar dos concejales, más de una lista de las denominadas “menores” (en cuanto al caudal electoral actual), aspiraría a captar parte de esos 20 mil votos en blanco que, con una buena campaña podrían ser obtenidos. Esos votos, que contienen algún mensaje ciudadano, podrían derivar a las fuerzas políticas que han logrado superar el piso y que pueden mejorar su performance el 10 de noviembre. O sumarse a las que hoy aparecen como las primeras.

Si estos votos en blanco fueron, en su mayoría, productos de la bronca ciudadana, los partidos deberán esforzarse por una nueva e importante lectura para minimizar el impacto de dichos sufragios y convertirlos en positivos. Si, por el contrario, esos votos fueron el resultado del desinterés, en términos prácticos es muy poco lo que pueda hacerse salvo una militancia a favor de la mayor participación pero que recién tendrá sus efectos mucho más adelante. Quizás en 2015.

© Agensur.info

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