viernes, 4 de octubre de 2013

Julio Cobos sigue sumando a los disidentes en Mendoza y complica las posibilidades del PJ

Julio Cobos suma a radicales
disidentes y complica al peronismo.
Nacionales - “Las urnas han hablado” dijeron los radicales disidentes mendocinos de ahora en más pensarán en trabajar por un “amplio” triunfo el 27 de octubre y también en el 2015, de la mano de la cúpula partidaria, que responde sin fisuras a Julio Cobos. Para el justicialismo, cuyo objetivo es acotar un poco la diferencia de las PASO (44 a 26%) para evitar que la UCR meta 4 de los cinco diputados en juego, la unidad de los radicales alrededor de Cobos es un dolor de cabeza.

Apenas unos días después de las PASO, en las que los radicales orgánicos, con Julio Cobos a la cabeza, rozaron el 45% de los votos, el intendente de la Capital mendocina y enemigo político de Julio Cobos, Víctor Fayad, lanzó las primeras señales de acercamiento.

Es que los resultados de las primarias fueron contundentes: 44% sacó Cobos, y apenas 4,7 Roberto Iglesias y Víctor Fayad, quienes compitieron por un partido alquilado, el Partido Federal. El  jueves, el intendente mandó al Comité Provincia a sus principales colaboradores, encabezados por el titular del Concejo Deliberante, Rodolfo Suárez, para ponerse a disposición de Cobos. El trago fue tan amargo que Fayad no apareció, disculpándose por estar “muy débil” por el tratamiento de quimioterapia que está realizando por un cáncer al mediastino.

Los radicales disidentes afirmaron que “las urnas han hablado” y que de ahora en más pensarán en trabajar por un “amplio” triunfo el 27 de octubre y también en el 2015, de la mano de la cúpula partidaria, que responde sin fisuras a Cobos y al intendente de Godoy Cruz y presidente del partido, Alfredo Cornejo.

Atrás quedaron las furibundas críticas lanzadas por Fayad a Cobos, que se profundizaron en la campaña de las PASO, pero que comenzaron allá por el 2004, cuando el entonces gobernador se unió a la fallida Concertación Plural con Néstor Kirchner. Casi 10 años después, Fayad decidió dejar de pelear, y alinearse con lo que la mayoría radical (y de mendocinos en general), opinaron el 11 de agosto.

Ya se venía venir el holgado triunfo de Cobos, por eso la última bala se la jugó Fayad en soledad, sin la aprobación de su compañero de lista Iglesias. Atacó al ex vicepresidente por haber comenzado el trámite para lograr su jubilación como segunda autoridad del país, por la que cobrará (aún no le sale), unos 60.000 pesos mensuales, más un retroactivo de más de 700.000 pesos. Fue un búmerang la “denuncia” de Fayad, primero porque Cobos admitió el trámite, y segundo porque la opinión pública mendocina lo tomó como algo natural y lógico. A su vez Cobos dobló la apuesta y contó que por decisión familiar, “el retroactivo se va a donar a una institución de beneficiencia”.

Con todo, ahora el radicalismo está unido. Irá a las elecciones de octubre con el aparato de Capital traccionando por Cobos y los candidatos del radicalismo orgánico. En la Ciudad de Mendoza, la UCR tiene un sólido aparato, que la ha convertido en la única agrupación en gobernarla desde 1983 a la fecha. A su vez, Fayad, quien cumple su tercer mandato como intendente (los anteriores fueron 1987-1991 y 2007-2011), maneja el partido a nivel departamental.

En el justicialismo mendocino, cuyo objetivo es exclusivamente acotar un poco la diferencia de las PASO (44 a 26%) para evitar que la UCR meta 4 de los cinco diputados en juego, la vuelta de Fayad es un dolor de cabeza. “El que votó a Iglesias y a Fayad en octubre es claramente radical aunque contrario a Cobos, pero con este panorama descontamos que la gran mayoría de ese 4,7% votará a Cobos”, reflexionaba ayer un miembro del equipo de campaña del PJ.

De concretarse este panorama, Cobos estaría rozando el 50% de los votos, y si el PJ no mejora sustancialmente su performance en las PASO, llegando al menos a 30%, el tan temido 4-1 se confirmará. La duda de dónde saldrán esos votos que el peronismo está intentando lograr.

Por el momento, la noticia política-electoral del inicio de campaña, es la claudicación de un viejo caudillo radical, ya cansado y enfermo, que se allanó a la mayoría. Aunque, era de esperar, sin hacerse presente en el Comité al que tanto criticó en los últimos años.

Informe: LPO

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