Por Ana Gerschenson |
Se sabe, llamarse Kirchner no es garantía de triunfo en la provincia de Buenos Aires, y para Alicia, ministra de Desarrollo Social y hermana del ex presidente, mucho menos.
Las encuestas que miden su posible performance como candidata a diputada en el distrito la posicionan perdiendo frente a sus potenciales rivales para los comicios de 2013, cuyos resultados marcaran la medida exacta del poder en los dos últimos años de gobierno de Cristina Kirchner.
No arranca, no despega, aunque Alicia no pierde oportunidad
de recorrer la Provincia y repartir personalmente los beneficios que otorga el
Ministerio de Desarrollo en clave de campaña. A los intendentes del conurbano
les preocupa la perspectiva de repetir la derrota de 2009.
El problema es que en las filas del Frente para la Victoria
buscan y no encuentran un reemplazo que le saque una ventaja contundente a la
hora del recuento de votos.
Los números indican que el intendente Sergio Massa es el más
popular entre los bonaerenses. Pero también muestran que su intención de voto
baja si se queda del lado kirchnerista y sube cuando pasa a la oposición.
Massa piensa en lo que le conviene e intuye que su
reconciliación formal con la Presidenta puede abrirle una puerta para encabezar
las listas del año que llega. Cree que Cristina lo puede necesitar y podrá
negociar condiciones. Pero la realidad es que los K puros no confían en sus
intenciones, básicamente por haber abandonado el barco del gobierno en 2009. El
intendente, de fluído diálogo con Hugo Moyano, y también con su hijo Facundo,
quien lo visitó la semana pasada, ya le dijo a los suyos que va a dar pistas
sobre su futuro a fines de enero, cuando ya no sea tan fácil estar bien con
todos los sectores del peronismo.
De hecho, Massa y Scioli han llegado a conversar sobre un
eventual escenario de alianza por fuera del kirchnerismo, si es que regresa la
hostilidad contra el gobernador en la Provincia. El problema es que el
intendente desconfía de Scioli, no lo cree capaz de romper con el kirchnerismo,
porque su naturaleza es acompañar los proyectos hasta el final, como sucedió en
los 90 con el menemismo. Es por eso que, en el último encuentro entre ambos,
Massa le advirtió que la única manera de dormir tranquilo en ese escenario
sería que su esposa Karina Rabollini sea la segunda de la lista.
La realidad indica que las probabilidades de que el jefe
comunal de Tigre juegue en las elecciones de 2013 son bajas. Sus propios
colaboradores admiten que tiene más para perder que para ganar en la contienda.
El otro nombre que comenzó a sonar para ser el candidato K
en Buenos Aires es el ministro Florencio Randazzo. Sin embargo, una fuente
cercana al funcionario aseguró que competir en 2013 no está en los planes del
ministro. Creen que la Presidenta lo necesita mucho más en Transporte que
recorriendo la Provincia, justamente porque muchos de los votantes bonaerenses
viajan en tren todos los días, y hasta el momento no lo hacen mejor que el día
de la tragedia del 22 de febrero de este año. Randazzo asegura que los
pasajeros notarán los cambios a mediados del año próximo.
El más reciente de la nómina K es el intendente de Lomas de
Zamora, Martín Insaurralde, quien ya fue avisado de la ayudita que quiere darle
la Casa Rosada para levantar su nivel de conocimiento. Se lo pudo ver en el
estudio de Showmatch desmintiendo junto a Marcelo Tinelli un romance con la
actriz Florencia Peña. Hasta ahora, no alcanzó para convertirlo mágicamente en
nacional y popular.
Así las cosas, Alicia, que es Kirchner, sigue siendo la
primera opción del FPV. Aunque los sondeos sigan reflejando que no le alcanza
para un triunfo.
Cristina está dispuesta a caminar con ella cada acto
bonaerense y hasta analiza reflotar las polémicas candidaturas testimoniales
para que todos jueguen por la hermana del ex presidente. Aunque se sabe que en
la provincia de Buenos Aires, el distrito de mayor peso electoral del país,
llamarse Kirchner no es garantía de victoria.
© we
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