domingo, 28 de abril de 2019

El asombroso lado B de una gran reportera política

Por Jorge Fernández Díaz
Laura es esencialmente una gran reportera, es decir: una testigo incansable en la primera línea de fuego. Sus crónicas, entrevistas, perfiles, artículos y libros políticos son aproximaciones profundas a fenómenos y a personajes que en el puro presente van haciendo la historia. Su notable éxito como reportera de actualidad se debe al tesón y a la disposición desprejuiciada por entender, pero secretamente también a la empatía que logra con las figuras y las situaciones, a su intuición femenina y sobre todo al conocimiento emocional que fue adquiriendo a lo largo de los años.

Este último insumo, fundamental para su trabajo, es producto en realidad de una búsqueda incesante de sí misma. Que resulta su aspecto más interesante y desconocido.

Los cuadernos de Laura - Laura Di Marco
Durante décadas, casi desde la adolescencia, Laura Di Marco necesitó pensar el mundo y su propio destino mientras anotaba impresiones y anécdotas de la vida cotidiana en decenas de cuadernos y diarios personales, y mientras participaba de terapias individuales y grupales, dialogaba con especialistas, frecuentaba lecturas heterodoxas y compartía con otros sufrientes la reflexión psicológica y la experiencia de vivir. Esa inmersión en los mecanismos secretos de la emoción y los sentimientos, le permitieron a su vez iluminar mejor la política, puesto que esta última materia no solo está hecha de tácticas partidarias, ideologías y racionalidad, como se supone. A la política la dirigen los hombres y las mujeres, y ellos están construidos por sus prejuicios, aversiones, contrasentidos y supersticiones familiares y culturales.

Testigo tantas veces de la vida pública, Di Marco se convierte ahora en una sorprendente testigo de la vida privada. La idea surgió una noche en "Pensándolo bien", el programa que hacemos juntos en Radio Mitre, y se transformó de inmediato en una sección clásica de los viernes a las 21 horas, que es seguida con entusiasmo por miles y miles de oyentes. La reportera se atrevió a exhumar entonces sus cuadernos y a reelaborarlos: tuvo que cambiar nombres y circunstancias; no hay otra manera de narrar esas verdades profundas e indecibles de la intimidad. El resultado fue conmovedor: muchísima gente escribió y dijo que se sentía asombrada por las revelaciones que encontraba de asuntos íntimos sobre los que nunca habían pensado; personas que se reconocían en dramas familiares o amorosos, en frustraciones y malentendidos; en celos, dolores y envidias; en esos hilos invisibles que suelen mantener a los seres humanos cautivos de sus deseos más legítimos e inconfesables. Aquel significó, en efecto, el embrión de lo que luego fue ampliado, enriquecido y reescrito, y que ahora se presenta en forma de libro. Se llama "Los cuadernos de Laura". Vale la pena meterse en sus apetitosas páginas de calado profundo: allí estamos, agazapados en nuestra secreta vulnerabilidad, todos nosotros.

© La Nación

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