jueves, 24 de agosto de 2017

TODOS LOS BORGES

Por Patricio Zunini

A comienzos de la década del noventa, el arquero de Huracán, Marcos “Anguila” Gutiérrez, se puso de novio con Graciela Borges. El chiste de entonces era que él la conquistó cuando le dijo: “Leí todos los libros de tu viejo”. Malísimo, sí, pero da cuenta de cómo Jorge Luis se adueñó de tal manera del apellido que se le volvió exclusivo: sólo él puede ser Borges —o “el otro”—.

Y además, aunque por supuesto de una manera por completo involuntaria, el chiste tenía algo de cierto. Graciela Zabala había sido convocada por Hugo del Carril para trabajar en Una cita con la vida, pero como el padre no quería que fuera actriz le prohibió usar el apellido. Ella quedó deshecha, pero se mantuvo firme aferrada a su vocación y siguió adelante. Entonces un día en la casa del escritor Augusto Mario Delfino conoció a Borges y él le prestó el apellido “con la condición de que le hiciera honor”. Así nació Graciela Borges. Hace unos años en una entrevista para La Nación, ella contó que cada vez que se encontraban, él le preguntaba: “¿Le sigue haciendo honor?”

Jorge Luis Borges murió el 14 de junio de 1986. Veinticinco años después, más precisamente el 21 de marzo de 2011, Jorge Luis Borges, ciego de celos, asesinó en Tucumán a Pablo Aiziczon, profesor de tenis. Aiziczon estaba en una sesión de masajes con la mujer de Borges cuando éste entró, le dio un culatazo en la nuca primero y luego le pegó dos tiros. Los jueces desestimaron que fuera “emoción violenta” pero no se pudo comprobar que hubiera actuado con alevosía y al homónimo del escritor, un tucumano de 44 años, lo condenaron el mes pasado a 24 años de prisión.

Andrés Neuman habla de Borges en la novela/memoria/crónica Una vez Argentina (reeditado por Alfaguara). En la página 92 inventa un juego de opuestos entre Borges y Maradona: «En cierta ocasión», escribe, «la prensa le había solicitado a Borges su opinión acerca de Maradona. Su respuesta había sido: Disculpen mi ignorancia. También a Maradona le habían preguntado si conocía a Borges. El diez había respondido: ¿Y ese en qué equipo juega?» En Deportivo La Coruña, Diego. Se llama Celso Borges y es volante central. Es compañero de Jonás Rodríguez. Nació el 27 de mayo de 1988, mide 1.86 y pesa 81 kilos. Pero ojo, no es el único Borges del fútbol: también están el preparador físico Claudio Borges —que, de hecho, trabajó con Maradona—, y los brasileños Willian (con ene) Borges da Silva, hoy en el Chelsea, y Lucas Silva Borges, que jugó en el Real Madrid.

“¿Leíste a Borges?” “Sí, claro, me encantan sus novelas”. Un dialogo así sólo podría darse en Venezuela. Edgar Borges (Caracas, 1966) es periodista y escritor. Ha publicado una docena de libros en editoriales alternativas, con títulos… heterodoxos: La monstrua. La mujer que jamás invitaron a bailar¿Quién mató a mi madre?¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe?El hombre no mediático que leía a Peter Handke. Hay más Borges en Venezuela: Mirtha Borges, que murió el lunes pasado, era una actriz de telenovelas. En “Hechizo de amor”, que en Argentina salió el año pasado por la TV Pública, hacía de Marina de Alcántara. Y para cerrar el capítulo venezolano, hay un Borges que, aunque artista plástico, es relevante para la literatura: Julio Cortázar le dedica el cuento “Reunión con círculo rojo” (incluido en Alguien que anda por ahí) «A Borges», pero no a Jorge Luis sino a Jacobo. Jacobo Borges (Cúcuta, 1931) es, además, director de cine y muy probablemente haya conocido a Cortázar por intermedio de Alejo Carpentier.

Borges —Jorge Luis, a esta altura hay que aclararlo— escribió en “Fundación mítica de Buenos Aires”: «Una manzana entera pero en mitá del campo / expuesta a las auroras y lluvias y suestadas. / La manzana pareja que persiste en mi barrio: / Guatemala, Serrano, Paraguay y Gurruchaga.» A comienzos de los noventa, el Consejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires creyó que un homenaje al bardo ciego era más importante que la persistencia, armaron bardo y le cambiaron el nombre a Serrano por Borges. Hay otra calle Borges, pero esta vez en Olivos, a la altura del Parque de la Costa. Y para señalar que no es en memoria del escritor lleva en el nombre una F. austera y misteriosa. En realidad se trata de Francisco Borges, con quien terminamos este breve catálogo incompleto de todos los Borges (el título de la nota como tantas otras cosas lo hemos tomado prestado de Eduardo Berti, autor de Todos los Funes). El coronel Francisco Borges Lafinur —no confundir con Juan Francisco Borges, fusilado por orden de Manuel Belgrano— participó en la campaña del desierto de Mitre y en la guerra del Paraguay. En 1874, se unió a los rebeldes en contra de Avellaneda, pero una carta de Sarmiento lo disuadió de continuar, entonces provocó su propia muerte al atacar de frente a una línea de tiradores en la Batalla de La Verde. «Avanza por el campo la blancura / del caballo y del poncho. La paciente / muerte acecha en los rifles. Tristemente / Francisco Borges va por la llanura» escribió Jorge Luis Borges en el poema que le dedicó a su abuelo.

© Eterna Cadencia

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