domingo, 14 de septiembre de 2014

Está paralizada la causa por la primera masacre escolar argentina

El libro que investiga la masacre
escolar en Carmen de Patagones.
JudicialesA punto de cumplirse 10 años de la primera masacre escolar en la Argentina, la causa civil está paralizada y nada se sabe del autor de los crímenes, Juniors, el joven de 15 años que mató a tres compañeros e hirió a otros cinco en su escuela de Carmen de Patagones. La editorial Letras del Sur acaba de publicar el libro "Juniors, la historia silenciada del autor de la primera masacre escolar de Latinoamérica", escrito por los periodistas Miguel Braillard y Pablo Morosi.

El próximo 28 de septiembre se cumplirán 10 años del caso de Juniors, el joven de 15 años que mató en el aula de su escuela de Carmen de Patagones a tres compañeros e hirió a otros cinco con el arma de su padre, que era agente de la Prefectura Naval Argentina.

En diálogo con NA, Claudio Miranda, tío de Evangelina, una de las víctimas fatales, confirmó que aún no se resolvió el juicio civil que le hicieron al Estado por daños y perjuicios.

"Quedó todo en la nada. Nadie se atreve a firmar ningún papel para que los familiares cobren el dinero", contó Miranda casi vencido por la desesperanza.

Además, el hombre recordó que él ya se lo había adelantado a su madre, la abuela de Evangelina, que falleció en 2007: "Yo le había dicho a mi madre que no esperara nada que no nos iban a dar nada. Así está todo en Carmen de Patagones, y en todos lados, siempre queda en la nada".

Evangelina Soledad Miranda, unas de las víctimas fatales de la masacre, vivía con su abuela paterna y sus hermanas, ya que había sido abandonada por la madre al nacer.

"Ella quedó en la línea de fuego. Su reacción de girar el cuerpo fue estéril. Un proyectil le entró entre las costillas y la abatió en el centro del salón", recordó el tío de Evangelina.

Detrás de la joven estaban Cintia Isabel Casasola, Natalia Yanela Salomón y Nicolás Leonardi, también alcanzados por las balas".

El relato es un extracto del libro "Juniors, la historia silenciada del autor de la primera masacre escolar de Latinoamérica", que acaba de publicar la editorial Letras del Sur.

El libro escrito por los periodistas Miguel Braillard y Pablo Morosi, es producto de una investigación que apunta a retratar al autor de la tragedia de Carmen de Patagones, hurgar en su infancia, las características de su familia, sus hábitos, sus gustos, sus fantasías.

En la introducción del libro, los autores explican que con el trabajo que realizaron intentan además "recrear el clima y las situaciones que rodearon al hecho, repasar las impresiones de aquel momento estremecedor, cargado de dolor y perplejidad, rastrear el derrotero del joven bajo la tutela del Estado y las decenas de informes diagnósticos que intentaron desbrozar la lógica que lo llevó hasta esa decisión límite que no sólo cambió su vida para siempre, sino que marcó a toda una comunidad aún conmovida por aquel infortunio".

Por su parte Manuel Maza, abogado de diez víctimas contó a NA que las trece demandas civiles están en el Juzgado Federal N° 2 de Bahía Blanca y se encuentran frenadas por los trámites burocráticos.

"Los procesos son muy lentos porque son varios los demandados. En la Corte provincial estuvieron más de dos años y ahora esperan en los juzgados de Bahía Blanca", explicó el letrado.

Los demandados en el juicio civil son los padres de Junior, quien hoy tiene 25 años, la Prefectura Naval -el arma que usó era de su padre prefecto-, y la provincia de Buenos Aires porque el hecho ocurrió dentro de la escuela provincial N° 202 Malvinas Argentinas.

En el libro que será presentado el próximo martes 16 a las 20:00 en Casa Cultural Quetzal, en el barrio porteño de Palermo, los autores reconstruyeron en el primer capítulo el momento en el que Junior comete los crímenes.

"Eran las 7:35 cuando se puso de pie. Dio tres pasos hasta quedar a centímetros del pizarrón... En un movimiento que pareció ensayado Juniors giró al tiempo que extrajo el arma de uno de los bolsillos internos del abrigo...Desde la última fila, Graciela había visto a Juniors por el hueco de un pupitre y le asombró que la expresión de su cara era la de siempre, muy tranquila".

Y sigue: "Pamela recordó que cuando no pudo tirar más, Juniors bajó la cabeza y salió para afuera, sin mirar nada más".

El relato indica que Juniors quitó el cargador de la Browning que se había quedado sin municiones y lo arrojó detrás de la puerta. Y salió al pasillo mientras colocaba un segundo cargador que tenía en la campera.

Al final del corredor vio al kiosquero Vicente Sofi que se había asomado para observar lo que pasaba y también a él le disparó.

La bala rebotó en la pared y se incrustó cerca de una puerta lateral. Intentó volver a disparar, pero el arma se le había trabado.

Dante (otro compañaero de curso) contó ante la Justicia que tras el primer disparo se parapetó detrás de uno de los bancos y sólo se levantó cuando escuchó "el ruido característico de cuando se gatilla y el arma no tiene más balas".

" ¿¡Qué hiciste, boludo!? le recriminó, sin esperar respuesta. Juniors estalló en un llanto cargado de angustia y se dejó caer de rodillas.

Cerca de una de las puertas de acceso al edificio, el chico fue interceptado por los policías y según quedó escrito en el acta de aquel día: "no opuso ningún tipo de resistencia".

Hoy nada se sabe de Junior que hasta el año 2010 fue tutelado por el área de Niñez de la provincia de Buenos Aires. Algunos dicen que vive en alguna localidad del Gran Buenos Aires y otros que podría estar en el norte del país.

Informe: NA

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