Por Adolfo Pérez Esquivel |
En el 8N participaron peronistas de todos los pelos y marcas
que son muchas y contradictorias entre sí, los no peronistas, algunos ex
kirchneristas y ex cristinistas, radicales, comunistas, grupos de derecha y de izquierda, los de más allá, o los de más acá,
que no son ni esto ni aquello, pero pueden ser algo.
Medios de comunicación oficiales, funcionarios del gobierno
y grupos políticos que buscan radicalizar el país entre blanco y negro, amigos
y enemigos -conmigo o sinmigo ¿lo recuerdan?- Opinan que, quienes salieron a la
calle, son de clase media y que no entienden porque salieron y que
reclaman. Dicen que fue una mezcla de eternos opositores y de nuevos
manipulados.
Tengamos claro que
hombres y mujeres de clase media que trabajan, estudian y luchan por una
sociedad mejor, tienen derecho de ir al paraíso y salir del infierno de la
incertidumbre y el doble discurso ¿o no?
Toda movilización
masiva siempre tiene elementos organizados y espontáneos y no hay que
desatender a ninguno de ellos. Si bien hubo muchos sectores políticos y
empresariales convocando tras las cortinas, los participantes del 8N
salieron a ejercer su derecho
democrático que no se agota en las urnas. Nadie se moviliza si no cree en lo
que hace y lo que reclama como democracia. Este derecho democrático se
construye en el día a día, exigiendo y
aportando a mejoras económicas, políticas, sociales y trabajo digno en vez de
planes. Exigiendo transparencia del INDEC, saber los índices de inflación
reales y no dibujados, reclamando por un medio ambiente sano, por salud y
educación pública de excelencia, por los docentes y sus derechos. Otros, al
ritmo de la cacerola, pidieron por la independencia de los poderes del Estado y
el fortalecimiento de las instituciones,
por más seguridad, por terminar con la corrupción, en contra del autoritarismo
y otros pensaron únicamente en sus bolsillos y no en el bien del pueblo y
salieron a reclamar la compra de
dólares.
Cualquier análisis de lo ocurrido el 8N tendrá rollo para
rato, pero la gente salió a manifestarse y puso en evidencia su malestar y
bronca contenida, que hicieron catarsis socio-política.
Pasó el 8N y ¿ahora
qué?
El gobierno nacional
y los gobiernos provinciales, así como la oposición política, tienen que hacer
un análisis de lo ocurrido en todo el país el 8N. Deben tener la capacidad de
escuchar las voces del pueblo, incluso las disidentes.
La convocatoria fue dirigida a reclamar a todos los
gobernantes y a la oposición, que tiene que definir donde está parada y hacia
dónde va porque hasta el momento no presenta proyectos alternativos y provoca
un fuerte vacío de representatividad social.
El gobierno nacional
tuvo aciertos políticos, sociales y económicos que no se pueden ignorar, enfrentando
la fuerte crisis social y económica que vivía el país y dando un paso fundamental en políticas de
DDHH sobre las violaciones producidas durante la dictadura militar.
Es necesario que se
replantee sus logros y fracasos y tenga la sabiduría de corregir errores que
debe superar. Varios desde el oficialismo acusaron a los manifestantes de
golpistas, gorilas y opositores que
buscan desestabilizar al gobierno. Otros sintieron el impacto de la protesta,
pero no hay peor sordo que aquel que no quiere oír, ni peor ciego que aquel que
no quiere ver.
La presidenta trató de minimizar y desconocer el reclamo del 8N en todo el país,
de hombres y mujeres que quieren ser escuchados y dijo que en la semana hubo
dos hechos importantes, el triunfo del reelecto Obama en los EEUU y el Congreso de elecciones en
China. Pregunto: ¿fue un cuento chino, o
qué?
Cristina: entre los
principales reclamos estaba el de la falta de diálogo del gobierno, ser
gobernante es serlo de todos y no de algunos, pretender desconocer los
hechos y no querer escuchar las voces de todo el país, aunque desentonen con tu
“sintonía fina”, es asumir
actitudes preocupantes bajo el
riesgo de caer en el “autismo político”,
peligroso para la salud democrática del país.
Hay reclamos sobre la urgencia de recuperar la Soberanía Nacional enfrentando la deuda externa que ha
llevado a la grave situación de la Fragata
Libertad, capturada en Ghana por la justicia de ese país y sometida a la demanda de los fondos buitres.
Hay reclamos para renunciar al CIADI y a los tratados de entrega del país firmados durante el
gobierno de Menem, que somete al país
a tribunales extranjeros dirigidos por
EEUU y Gran Bretaña.
Es necesario escuchar
las voces del pueblo, la realidad que
viven los más desprotegidos en el país, nuestros hermanos indígenas, los
pobres, campesinos que reclaman el derecho a la tierra, a su identidad y
valores, hoy violados y reprimidos en todo el país, por reclamar sus derechos
frente a las empresas mineras, las sojeras y los agro-tóxicos, sufriendo la
contaminación, enfermedades y destrucción de los recursos naturales.
Es importante que
reflexiones sobre las diversas posiciones y vertientes de reclamos que hay en el país, que no
comenzaron el 13S o el 8N, porque por más que estén juntas o revueltas estas
deben ser escuchadas por las autoridades.
©
www.adolfoperezesquivel.org
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