Por Pablo Ibáñez
“Perdimos”, dice el operador libertario a Cenital. Pasaron siete minutos de la sesión en la que, por un solo voto, naufragó el proyecto de Ficha Limpia en el Senado. “Nosotros tenemos 6 senadores y los sentamos. Cuando propusimos firmar (un acta) con los otros bloques para asegurar los votos, no nos tomaron en serio”, afirma para gambetear la sospecha que se instaló tras la caída del proyecto: que la Casa Rosada operó para que no se apruebe.
A las 22:04, tras siete horas de debate y contra todos los pronósticos, el Senado no juntó los 37 votos necesarios para convertir en ley Ficha Limpia. Se tradujo como una derrota dura del Gobierno, que de todos modos abrió un océano de especulaciones. Carlos Arce y Sonia Rojas –legisladores por Misiones que reportan al todopoderoso exgobernador Carlos Rovira–, que en estos quince meses de gestión libertaria acompañaron casi todos los proyectos y las posturas de Javier Milei, jugaron con los 33 senadores del panperonismo y rompieron la votación.
El episodio exhibe dos caras de Milei: o no supo maniobrar y perdió una votación que implica una mala praxis política extrema, o la Casa Rosada jugó secretamente para que la proyecto no se apruebe mientras, en público, el propio presidente desplegaba un acting a favor de Ficha Limpia. Derrota o pacto turbio, ninguna de las hipótesis lo deja bien parado.
La tribuna de La Libertad Avanza salió, en malón, a abrazarse a la teoría de la traición y a apuntarle al PRO. “Contamos los votos 50 veces”, dijo minutos después Ezequiel Atauche, jefe del bloque de senadores libertarios, en Bravo TV. La semana pasada, en reunión de labor con otros jefes de bancada, pidió demorar la sesión para después de las elecciones de mayo. Atauche es de Jujuy, una de las provincias que tiene elecciones el próximo domingo.
El inoxidable poder de Rovira
Rovira tiene un masterclass en supervivencia. En 2007 fracasó su plan para reformar la Constitución –perdió el plebiscito con el obispo Joaquín Piña– y competir por otro mandato. Tuvo que dejar el cargo, pero no dejó el poder. Desde entonces, pasaron tres gobernadores distintos pero Rovira se mantuvo como jefe político en las sombras. En una década y media pasaron varios presidentes -Cristina, Mauricio Macri, Alberto Fernández- y siempre fue un dador de gobernabilidad. Un oficialista institucional: siempre alineado con el Gobierno nacional.
Lo hizo, en estos meses, con Milei. En abril de 2024, Guillermo Francos y Eduardo ‘Lule’ Menem se subieron a un avión y lo fueron a visitar a Misiones. Estuvieron reunidos más de dos horas con Rovira y sellaron un acuerdo de convivencia: el partido de Rovira, llamado Frente Renovador de la Concordia, apoyaría a Milei en el Congreso y, a cambio, la Casa Rosada no se metería en la provincia. Luego, como parte de un formalismo, Francos visitó al gobernador Hugo Pasalacqua, que lo recibió de entrecasa.
En estas semanas, LLA cumplió su parte: en el armado de listas para las elecciones provinciales del 8 de junio en Misiones, Lule Menem armó una lista poco competitiva. Excluyeron, de hecho, a Martín Arjol, radical con peluca que fue uno de los diputados de la UCR que apoyó el veto de Milei contra la suba de las jubilaciones y pasó a formar parte de los «87 héroes». Arjol quedó afuera de LLA y será candidato por el Partido Libertario misionero. Tuvo, antes, un premio: pudo poner a un director propio en Yacyretá, una empresa en la que se atribuye tener alta incidencia al asesor Santiago Caputo.
“Rovira no vota así sin que el Gobierno lo sepa”, coinciden una figura del PJ en el Senado y un armador que conoce la dinámica misionera. Nadie compra la tesis de que los misioneros se cortaron solos y votaron en contra de la voluntad de la Casa Rosada. Si eso ocurrió se trata de una torpeza enorme ante la cual Milei debería revisar en quién delega las movidas políticas.
Es cierto, por otro lado, que el misionero estuvo en contacto con referentes de Unión por la Patria, al igual que sus senadores. El miércoles antes del mediodía habló con José Mayans. “Yo no estoy dispuesto a proscribir a nadie”, avisó. El dato debió llegar a la cima del poder libertario. Atauche lo sabía: varios senadores le trasmitieron que el proyecto tenía que volver a comisión para incorporar otros delitos. En LLA hablan de un acuerdo de Rovira con Sergio Massa y Cristina Kirchner.
¿A quién le sirve que no haya ley?
El Gobierno empezó a pagar costos por dos vías: por la derrota, ante la que festejó el peronismo, y por la sospecha de un pacto para que no salga la ley, motorizada por el PRO. El ruido tiene, de fondo, la campaña porteña para las elecciones del 18 de mayo. Silvia Lospennato, la candidata amarilla, fue una de las promotoras de la ley y tenía preparado un raid para sacar rédito de esa aprobación. Sin ir más lejos, estaba en vivo en TN cuando ocurrió.
En el PRO dicen que LLA no quería regalarle esa pantalla a Lospennato pero, sobre todo, especulan con un acuerdo con el kirchnerismo. “A Milei le conviene tener a Cristina enfrente y activa. Hace negocio con la polarización y por eso quiere que sea candidata”, plantea un dirigente con terminales en Macri. Sin Ficha Limpia, aunque el proyecto parecía condenado a judicializarse, Cristina vuelve a tener en el menú una candidatura a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires y no, como hasta ahora, el destino de diputada provincial por la Tercera Sección. CFK es, según un informe de Pulso Research, la figura vista como principal opositora de Milei.
A Axel Kicillof, que aseguró que el proyecto era persecutorio contra la expresidenta, la variable no le disgusta: aunque planteó que le parecía una buena idea que CFK sea candidata en las elecciones del 7 de septiembre, le resultaría más funcional que lo sea en las elecciones de octubre, la disputa de más impacto, para además tener más centralidad él mismo en la campaña para las elecciones provinciales. Con el fracaso en el Senado, el tema no puede volver a ser tratado en el Congreso hasta 2026.
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