Por James Neilson |
Los resueltos a ver en el Papa Francisco, ex Jorge
Bergoglio, la máxima autoridad moral del género humano, un prodigio de
sabiduría preternatural, tienen buenos motivos para sentirse incómodos.
Entre
los más inquietos están aquellos macristas que se suponen comprometidos con las
doctrinas de la Iglesia Católica.