Por Beatriz Sarlo |
Nacidos
entre la década del 40 y la del 50 del siglo pasado, la tarea que pareció
imponerse a mi generación intelectual y política fue la de “entender el
peronismo”, regidos por el signo de las masas, como lo definió Carlos
Altamirano con una imagen justa. Antes que nosotros, hombres como Jorge
Abelardo Ramos, Juan José Hernández Arregui, Ismael Viñas, Rodolfo Puiggrós o
John William Cooke habían trazado las grandes líneas del debate para
militantes. Sabato y Martínez Estrada escribieron sobre el primer peronismo.
Sebreli compuso una Eva fascinante, ética y psicológicamente verdadera.