Por Jorge Fernández Díaz |
"Y si no fuera por miedo, sería la novia en la boda, el
niño en el bautizo y el muerto en el entierro, con tal de dejar un sello",
decía una vieja canción popular española que hablaba de una dama egocéntrica.
Sólo que los frenos inhibitorios de Cristina Kirchner parecen haberse roto; su
carromato triunfal se lleva por delante las últimas barreras. Suele suceder
cuando uno ingresa en ese peligroso desfiladero de incontinencia verbal y
achispada por el que huyen hacia adelante los desesperados.